La navidad se acabó ya (¿por qué cada año me da la impresión de que dura más?). Los Reyes ya han venido y se han vuelto a marchar. Yo sigo en pijama a las seis y pico de la tarde preguntándome qué hacer hoy.

Ayer en el On Madrid de El País anunciaba el concierto de Pet Shop Boys y Fangoria como Electropop que entiende para la noche de Reyes y, la verdad, deambular por la explanada de Felipe II anoche era como pasear por Chueca y yo me sigo preguntando por qué algunos nos llaman minoría...

Entramos con el primer concierto ya empezado y nos pusimos en las primeras filas. Pastora no convenció demasiado. No son muy conocidos y ser el aperitivo siempre es difícil. Por suerte sólo cantaron una de esas canciones que me habrían hecho recordar cosas.

Con las Nancys Rubias nos dimos cuenta de que nos rodeaban todos los asiduos de las fiestas En plan travesti a juzgar por los botes que pegaban (por no hablar del cantazo a marihuana que flotaba en el ambiente, que dirán que no se puede fumar pero allí todo el mundo estaba tragando humo de toda índole). Desde donde estábamos podíamos ver a Alaska en el backstage bailando con las canciones de su maridito. Lo que hace el amor, mare de deu…

El de Fangoria me supo a poco. Quizá porque de todos los grupos es el que más me gusta y el que mejor conozco. Tocaron mis canciones favoritas del último disco y algunas de los anteriores que también me hacen recordar. Acabaron junto a las Nancys cantando El rey del Glam en un final apoteósico con efectos especiales incluidos (esas bengalas que salen del suelo y que nunca sé cómo leches se llaman).

Todos los conciertos habían sido muy puntuales. Pet Shop Boys nos hicieron esperar un poquito pero a causa del cambio de escenario y la colocación de ese gran cubo desmontable que formó parte indispensable del espectáculo. Yo, que nunca les había visto en directo, me esperaba un concierto propio de la presentación de un nuevo disco. Es decir, cantar la mayor parte del repertorio con las nuevas canciones y hacer unas pocas concesiones al pasado. Y fue justamente al contrario. Cantaron tres o cuatro canciones de Fundamental (y, curiosamente, faltó el single, I’m with a stupid) y nos regalaron todas sus canciones más míticas (o buena parte de ellas, es lo que tiene estar entre los grandes del pop) haciéndonos lanzar exclamaciones de sorpresa y satisfacción cada vez que las reconocíamos.

Con buen sabor de boca nos marchamos a casa. Y es que yo sabía que los Reyes ya habían pasado por mi casa…