Y yo me pregunto: Después de esto y esto, ¿qué esperan que cuente yo? Rita tiene lagunas del tamaño del Atlántico, Coquí guarda silencio como si la hubieran detenido y leído la Ley Miranda y yo… yo aún me estoy recuperando. Porque no sólo ha sido la fiesta, no. Desde el viernes por la tarde hasta hoy por la mañana no he tenido un momento de descanso. Comencemos, a ver qué sale:
DIA 1.VIERNES TARDE. Rita viene a buscarme al curro. Nos tomamos algo en la taberna de al lado para que así también yo llene mi estómago. Nos encaminamos hacia la Fnac y a Rita se le escapa un “tu regalo mola un montón” pero al principio no me entero porque pienso que se refiere al regalo que he sugerido para la otra ojomeneada. Al darme cuenta siento como mis orejas se aguzan igual que a Chuchín cuando le enseño su pelota. Pero me muerdo la lengua. No quiero utilizar mis dotes de persuasión con Rita y fastidiar la sorpresa. Deambulamos por las plantas de la Fnac recibiendo llamadas y mensajes del resto de blogueras implicadas preguntándonos dónde andamos. Nos hallamos ambas dos babeando frente a los cofres de series como dos vulgares frikis cuando aparecen Acuarela y Hada Gris. “¡Qué raro encontraros aquí!”, exclaman con ironía. Con los deberes hechos nos vamos al ghetto. Tercios y más tercios en el Baires que hay que calentar motores para el día siguiente. Un poco perjudicadas cada una se va a su casa. No me acuesto muy tarde pero el cansancio de toda la semana vence a mi intención de levantarme temprano para limpiar.
DIA 2. SÁBADO Al final amanezco a mediodía, me tomo un café, bajo a Chuchín e inicio la gymkhana. Primero los cuartos de las invitadas, luego el pasillo, después el baño para acabar con el salón y la cocina. Pongo un par de quemadores de esencias para perfumar un poco el ambiente. Paseo por el piso disfrutando del orden y la limpieza sabiendo que tendrá fecha de caducidad (unas seis horas, aproximadamente). Vuelvo a bajar a Chuchín. Mientras estamos en el parquecito llega Coquí. Subimos. Volvemos a bajar. Vamos a comprar las cosas para la fiesta. Volvemos. Me como unas miserables judías verdes y un yogur (asco de régimen) y nos tomamos un café sabiendo que será el último momento de tranquilidad antes de la vorágine. Comenzamos a pelar patatas. Llega el Ave a dejar sus cosas. El Ave se vuelve a ir. Coquí prepara sándwiches. “¡Ostras! No hemos comprado aceitunas”, exclamo. “¡Bah! Ahora le digo a Sari que las compre”, me dice Coquí. Ñam, ñam, esas aceitunas rellenas de queso del Mercadona que tanto triunfaron en una cena que montamos hace un mes… Vuelve el Ave. Llega Sari. Mientras las tortillas se van haciendo voy preparando un par de cd’s con la música para la fiesta. Canciones que van desde el disco de finales de los setenta hasta el sempiterno Lucky twice con el que nos tort… digo, deleitan en los bares todos los fines de semana. Coquí me dice que le tendré que hacer una copia y me entero de que las recopilaciones que hice para las MariFiestas pasan de mano en mano. En esas ando cuando las tres presentes entran en mi cuarto con una bolsa. “Esto te lo queríamos regalar antes de que viniera la gente porque es algo muy personal y no queremos que pases vergüenza”, dicen tendiéndome la bolsa. De ella saco una caja bastante grande y muy pesada. Casi con miedo empiezo a desgarrar el papel. Aparece una caja de zapatos. Pero pesa demasiado para ser calzado. La abro y… ¡¡¡está llena de latas de aceitunas con queso!!! Esto me pasa por tener amigas tan cachondas y tan conscientes de mi adicción al queso… Aún no he acabado de hacer las tortillas y el tiempo ya se me echa encima. MariPili me llama para preguntarme como se va del nuevo metro de La Elipa hasta mi casa (¿y para eso me entretengo yo haciendo un mapa y enviándoselo a las invitadas?). Llega MariPili y avisa: “He traído la cámara de vídeo…”. Con el miedito en el cuerpo ante tal sentencia me meto al baño para ducharme por fin a falta de diez minutos para el comienzo oficial de la fiesta. Las invitadas (y hablo en femenino porque sólo hubo dos chicos) fueron llegando con cuentagotas. Rita avisa de que está en un atasco y que llegará tarde. Gatazul que también. Las Polinenas han ido ha buscar a la Lincesa a Atocha. Llega Acuarela. Luego Gatazul. Y mi amiga Rys. Y JM y El Sevillano –evidentemente, esto era la sección no bloguera-. Chuchín salta de un lado para otro robando comida a todo el mundo. Cámaras de fotos y de vídeo van pasando de mano en mano. Los flashazos se suceden uno tras otro. Las copas van cayendo. Rita llega al fin con el erizo sin envolver y el tarjetón para Coquí. Me meto en mi cuarto a envolverlo a toda prisa. Voy avisando a las blogueras implicadas que vayan pasando a firmar la tarjeta. Noto otros movimientos extraños al final del pasillo, en los cuartos de las invitadas y aunque estoy tentada de hacerme la graciosa y dejarme caer por allí, me contengo. Las canciones se van desgranando, algunas incluidas en honor de algunas de las presentes. La de Rent para Coquí, una de Chenoa para Rita (que hizo su aparición justo cuando sonaba), una de Lily Allen para las Polinenas, Bittersweet Symphony para Sinfonía… incluso yo salí de la ducha cuando sonaba la de Embrujada de Tino Casal. Casi a las once, cuando la fiesta estaba en su apogeo, llegaron las Polinenas. Yo ya andaba en ese momento de la borrachera en el que se hace exaltación de la amistad y no hacía más que abrazarme a todo el mundo y decirles lo mucho que les quería (cosa que se ha ido repitiendo todos estos días y sobria, que ya es más preocupante para mi reputación antiñoñeril). Como ya estábamos todos le digo a Rita que prepare las velas en la tarta de queso comprada en el último momento, aunque esto ella lo cuenta con más gracia que yo. Tras cortar la tarta aparece el Ave cargada de regalos. Y nos los van repartiendo. Los de Coquí ya los sabéis si habéis leído su crónica. A mí me dan un paquetito pequeño con un llavero que pone Ginecólogo (aficionado) –que va, que va, no soy aficionada, lo que pasa es que hace mucho que no ejerzo- y un enorme paquete que ocultaba en su interior la última edición del Trivial en un pack con una bolsa de Fun&Basics para transportarlo (y digo yo, ¿esto es para que vaya paseando el juego por las casas de todas?). Y en ese momento recuerdo cómo Coquí dijo, hace un mes, mientras jugábamos al Party en mi casa, que ya sabía qué regalarme en mi cumpleaños. Jops, lo que mis queridas amigas no saben es lo que mucho que me gustan los juegos de preguntas y que llevaba años detrás de hacerme con un Trivial. Tras esto las Polinenas vienen hacia mí con una bolsita. Dentro me encuentro con una cosa informe de sospechoso color envuelta en una servilleta. Me aclaran que es un dulce inglés llamado fudge (bueno, el nombre me lo aclararon ayer, que en ese momento no andaba yo para entender palabrotas) y otro paquetito que abro para descubrir que es un blister con una tarjeta de memoria de un giga. “Es que no sabíamos qué comprarte”, me aclaran. Abro el blister y cojo mi cámara para meterle la tarjeta. Pero no entra. Que no entra, leñe. “Pues no sé, nos dijeron que servía para todo tipo de aparatos”, se disculpan. Ante mi cara de “bueno, qué se le va a hacer” me tienden otro paquete. “Prueba aquí, a ver si sirve”, me dicen. Ojiplática lo abro y me encuentro con una Nintendo DS Lite (y por dentro vuelvo a entender por qué nos llevamos tan bien, yo hubiera hecho el mismo numerito, juas). Me informan que ya ha sido convenientemente pirateada y que lleva un montón de juegos. Más los que me pueda bajar. Pues menuda soy yo con eso del pirateo. La sección regalos no acabó aquí porque MariPili también se llevó su parte (pero como ya no tiene blog en el que decir qué eran os quedáis con las ganas) y la Gosa también se habría llevado la suya pero tendrá que acercarse a mi casa para obtenerlos porque ayer los encontré en uno de los cuartos de las invitadas. Ji ji ji. Después de esto dio comienzo la sesión de Singstar y es cuando yo ya empiezo a padecer de las mismas lagunas mentales que Rita. Hacia la una cortamos pero continuamos en el piso en contra de mis buenas costumbres de abandonar el lugar del crimen al borde de la medianoche. Llegó el novio de Rys. Y a eso de las dos nos repartimos entre los tres coches disponibles para poner rumbo al, como no, Escape. Y ahí sí que pierdo la noción del tiempo. Pierdo la noción del tiempo porque las horas pasadas en nuestro querido Antro Verde se me pasaron en un pis pas. Tengo fogonazos en los que me veo bebiendo, bailando, riendo, abrazando y siendo abrazada, dando y recibiendo besos (castos besos, a ver qué os vais a pensar), despidiendo a los primeros en abandonar la celebración y saliendo a tomar el aire cuando el alcohol comenzó a darme latigazos en la conciencia seguida de Coquí que me siguió para velar por mi seguridad. No aguanté hasta el desayuno tal y como le había prometido (incluso lo había apostado) a MariPili. A las seis menos cuarto la Lincesa y yo salimos del antro y nos encaminamos hacia mi casa para regalarnos el merecido descanso. Aunque luego me enteré que el resto tampoco aguantó lo suficiente para ir a desayunar y que apenas un rato después también desertaron. Y luego soy yo la agüela. Ayssss… Hay más cosas que contar, pequeñas y grandes anécdotas que se sucedieron antes y después de la fiesta pero ya llevo tres páginas del word y se me empiezan a cerrar los ojines (no haber dormido más de cinco horas seguidas en los últimos tres días es lo que tiene), así que mejor lo dejo por hoy. P.D.: Otra que se nos va. El cierre de los blogs se está convirtiendo en una plaga. El glamour hoy se viste de luto en la bollosfera con el adiós de La Punyalitos. Cada día se me hace más triste pasearme por mi carpeta de favoritos… P.D.2: Por fin se me ha bajado el concierto de Madonna. Y no tengo palabras. Ahora voy a por la fregona para recoger el charco de babas que he soltado… |
1.- A mí no se me escapó, chata. Fue algo premeditado. Que no soy lerda. (Nota...hablando de Chuchín...se subió a la mesilla para coger su pelota que estaba en lo alto del otro mueble...:S...entre esto y lo otro...no has pensado llevarle al circo como el perro canguro?)
2.- Pues al final con la tontería llevaba un puntillo el viernes...casi comparable con cómo me meaba despues en el bus. Pensé que no llegaba a tiempo!!!!
3.-Chenoa 4ever!!!! jojojo
4.-Es gratificante saber que mis lagunas son compartidas con alguien!!!jojojo
5.-Perdona chata, io sí me quedé a desayunar. El bocata de chorizo me sentó divinamente.
Agüelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa