Cinco y media de la tarde. Estoy entretenidísima haciendo mis cosas en el ordenador. De repente suena el teléfono fijo. Lo cojo con la misma cara extrañada que pongo cada vez que suena porque casi nadie suele llamarme al fijo y, desde luego, no a esas horas.
-Amable señorita de voz impostada: Hola, buenas tardes, ¿hablo con doña Arrierita? -Arrierita: Sí, soy yo. -Amable señorita de voz impostada: Soy Menganita Pérez, le llamo de ONO. Estamos implantándonos en su zona y queríamos ofertarle nuestros productos. Dígame, doña Arrierita, aparte de teléfono fijo, ¿tiene usted contratada una línea de internet? -Arrierita: Pues no, la verdad-digo pinchando en un enlace de un blog para abrir otro. -Amable señorita de voz impostada: ¿No tiene usted ordenador? -Arrierita: No, no tengo ordenador-digo abriendo la ventana del eMule para ver cómo van las descargas. -Amable señorita de voz impostada: ¿Pero es por alguna razón en especial? ¿Tiene usted niños pequeños que no quiera que lo utilicen? -Arrierita: No, no tengo hijos, vivo sola-digo soltando la única verdad, junto con mi nombre, en toda la conversación. -Amable señorita de voz impostada: ¿Y no le interesa internet?-pregunta la señorita cada vez más incrédula. -Arrierita: Pues no, la verdad. Apenas paso tiempo en casa y no me interesa tener internet. Ya le he dicho que ni siquiera tengo ordenador-sentencio con voz tremendamente seria abriendo la pestaña correspondiente a Bloglines en la ventana del Mozilla. -Amable señorita de voz impostada: Está bien, muchas gracias por su atención, doña Arrierita. Buenas tardes. -Arrierita: Adiós, buenas tardes.
Carcajada. Carcajada. Carcajada.
Esta ha sido menos avispada que el comercial del Círculo de Lectores que me asalta cada día en la parada de metro del curro y que la primera vez que contesté que no a su pregunta de: ¿Te gusta leer?, me sonrió pícaro y me dijo: Anda, mentirosilla...
Cómo me gusta a veces vacilar a los comerciales...
|
Algo parecido me sucedió a mí pero con un comercial de Movistar. Me llamó preguntando si estaba interesada en cambiarme de compañía y al decirle que no comenzó a preguntarme extrañado el por qué además de intentar averiguar datos [personales] que no venían al caso. Un comercial graciosete.
Otra vez, cuando era muy pequeñita, llamaba uno continuamente a mi casa con aparentes comerciales intenciones hasta que mi madre se ponía al teléfono y ahí empezaba el maratón de obscenidades. Le reconocí la voz y acto seguido le comuniqué a mi mami que era el [cabrón] que nos había vendido el mueble del salón.
No me extiendo más x)
PD: me encanta Chuchín
Muá!