Me estoy volviendo demasiado formal. Hago la compra. Limpio el piso. Me acuesto un viernes a medianoche y el sábado me levanto a las diez (¡Yo! ¡Un sábado! ¡A las diez de la mañana!). Y, como hoy comía en casa de mis abuelos, en lugar de llegar a las tres y pico, con la mesa ya puesta, he llegado con tiempo, tranquilamente.
La razón principal por la que hoy comía con mis abuelos es que hoy mi abuela estrenaba la obra de teatro que todos los años presenta por el 8 de marzo la Casa de la Mujer de la ciudad dormitorio que años ha me vio crecer. Y a mí me divierte sobremanera ver cómo mi abuela se codea con sus profesoras de teatro (más bollos que yo) y cómo participa en obras en las que, bajo un contenido pseudofeminista y casi marujil, siempre hay espacio para algún que otro guiño lésbico que me hace retorcerme desde el patio de butacas.
Hace mucho tiempo te hicieron daño. Tanto daño en un momento tan malo que creiste que no podrías superarlo. Lo hiciste pero también juraste y perjuraste que si algún día te volvías a encontrar en una situación parecida, no esperarías al desenlace sino que serías asertiva y tomarías tus decisiones antes de que fuera demasiado tarde.
Las circunstancias que se dan ahora no son exactamente las mismas que se dieron en ese tiempo pretérito. Pero sabes que las consecuencias pueden serlo. Lo sabes con una certeza tan absoluta que casi te asusta. Y no quieres sufrir. No quieres que te hagan daño. Porque sabes que en esta ocasión el dolor sería lacerante. Y hay cosas que a estas alturas no puedes permitirte.
Por eso vas a salir corriendo. Porque la opción de quedarte esperando a ver qué pasa se inclina más a ser descartada a cada minuto que pasa. Ya no le ves sentido. Todo se acaba siempre... Y siempre se acaba mal...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:00:00
Arrierita hay veces que me das miedo. A punto he estado de mandarte algún email porque lo que escribes en tus post de vez en cuando (como la segunda parte del de hoy) me toca por debajo de la línea de flotación y lo que querría decirte no cabría en un comentario.
Pero luego he dado marcha atrás porque poniéndome en tu lugar, yo no sé qué pensaría de una tía salida de la nada que me escribe vomitando sentimientos. Probablemente que le falta un tornillo. Quizás sea así. Quizás sea que ya nunca vuelves a ser igual después que alguien te deja hecha miguitas.
Miedo a enamorarte? o ¿ya estas enamorada? Pienso que ya lo estas, si no no te plantearias ciertas cosas. Mucho daño te han hecho si tanto miedo tienes. Tu misma te estas diciendo que la situación no es la misma, tampoco es la misma persona ¿porque el resultado habria de ser el mismo? ¿No será mejor vivirlo que preguntarse que habria pasado si...?
Me llaman:Arrierita Vivo en: Madrid, Spain Y digo yo...: Acercándome peligrosamente a los treinta he desistido de encontrar a alguien en sus cabales. Me aburre que me digan lo maja que soy y lo mucho que merezco la pena personas que después salen corriendo como si se hubieran dejado la comida en el fuego. Me aburre la gente que va de legal por la vida pero nunca es consecuente con sus actos. Me aburre salir a la calle y cruzarme con tanta gente a la que no quiero saludar. De lo que no me aburro nunca es de tener a mi lado a tantas personas que me hacen sonreír cada día. A todos los demás... ¡Arrieritos somos... y en el camino nos encontraremos!
Uy, eso de cerrar puertas adrede...¿y si una de esas puertas da al yellow brick road?.
Y si, y si, tantos y sis...
Oye, en cuanto a lo otro, eso se avisa leñe, mira que he pensado qué actividades habría programadas para hoy, cachis. Era más chic de rosa, conste.