Tengo que escribir. Es un hecho. No me apetecería pasarme el mes de julio pegada al ordenador (uff, con el calorcito que da y más en esas fechas) como me pasó el año pasado. Así que he decidido aprovechar la coyuntura de que ahora tengo muy pocas distracciones y aún menos vida social para dedicar mis tardes a algo productivo, para variar.
Ayer llegué a casa totalmente decidida a enfrentarme a ese único párrafo que suponía el germen del desenlace de la dichosa trilogía y que las palabras comenzaran a multiplicarse debajo de él. Pero, claro, yo para escribir necesito una ambientación inspiradora. ¿Y qué hice? Pues ponerme a probar, uno por uno, los 28 dvd's de emepetreses en busca de canciones que me hicieran más llevadero el proceso creativo. Al final conseguí confeccionar una lista de 123 canciones y nueve horas y veintidós minutos de la que me cansaré en tres días pero que ayer me parecía tremendamente evocadora. Y claro, de escribir nada de nada.
Hoy he llegado con la misma motivación que ayer. He bajado a Chuchín, he hecho acopio de tabaco, me he preparado un café y me he sentado frente al ordenador. El resultado han sido cinco páginas (vaaaaleee, cuatro y media) y alguna que otra idea más clara. Y, mientras, he notado como resurgía esa adrenalina y euforia que tanto echaba de menos a la hora de darle a la tecla. A ver si la cosa sigue así y no me desinflo a la primera de cambio. Que ya me están haciendo propuestas lúdico-festivas para el puente que se avecina...
|
¡Animo! A mi lo que más me cuesta siempre es empezar, esas primeras palabras y párrafos, luego ya todo es más fácil. ¿café para ayudar? un besito