Es muy fácil describir Anatomía de Grey: Es la Sensación de vivir del siglo XXI. De verdad, ¿es que nadie se ha dado cuenta de los paralelismos entre ambas series? Muchos dirán que nada tienen que ver las vicisitudes de un puñado de adolescentes de Beverly Hills con las de un grupo de internos treintañeros de un hospital de Seattle. ¿Que no? Bueno, partamos primero de la premisa de que la adolescencia es ahora un estado indefinido que se dilata hasta que al individuo se le empieza a caer el pelo y a descolgar las carnes. Bien, ya empezáis a ver los paralelismos, ¿verdad? Las personas salen del instituto pero está claro que el instituto nunca llega a salir de ellas habida cuenta de que se siguen comportando del mismo modo.
Repasemos a los personajes. La insufrible Meredith Grey (candidata a recibir el bofetón del año por mema e insulsa) y sus mareos alrededor de Derek-sosoman-Sheperd, ¿no os recuerda a la infumable Brenda Walsh y sus idas y venidas con Dylan-caracartón-McKay? Del mismo modo, Derek-sosoman-Sheperd es un híbrido entre Brandon-debuenosoytonto-Walsh (porque se supone que es el guapo oficial) y el caracartón de pasado oscuro (porque sosoman también tiene sus sucios secretillos, que si no la cosa no tendría emoción). Pero sigamos. ¿La doctora modelo Izzy Stevens no os recuerda en ocasiones a la pija insoportable (perobuenachicaenelfondo) de Kelly Taylor con los tintes ingenuos de Donna Martin? Eso por no hablar de su relación de ni-contigo-ni-sin-ti con Alex Karev que es como una versión remasterizada de Steve Sanders (aparte del parecido físico: mismo tono de piel, mismas entradas, misma mirada de sátiro perverso que parece desnudar mentalmente a toda fémina en la que posa la vista). Y así llegamos a Cristina Yang, la más empollona, la más ambiciosa, la que se quiere labrar un brillante futuro profesional… ¿No os suenan esos atributos a los que también poseía Andrea Zuckerman? Bueno, aquí el parecido no va mucho más allá porque mientras Andrea era tonta hasta decir basta, la doctora Yang gasta una mala leche y una ironía que reíros vosotros de ese “hiriente sarcasmo” que muchos me adjudican. Y por último, pero no por ello menos importante, George O’Malley. ¿A quién os recuerda este? ¡Sí! ¡Justo! A David Silver, el inadaptado, el menos cool, el eterno último de la lista pero con un gran corazón que acaba ganándose un hueco en el grupito de los guays.
Mención aparte merece mi adorada Kate Walsh. Muy pocas actrices pueden entrar en una serie soltándole a la superheroína protagonista: “¿Tú eres la zorra que se está tirando a mi marido?” y acabar consiguiendo que te caiga bien y que la prefieras a ella mucho antes que a cualquiera de las otras chicas del reparto. Por no hablar de esa estupenda vis cómica que parece que están aprovechando en el spin-off creado expresamente para ella, Private Practice. Por si aún os lo estabais preguntando, no, no me gusta la serie. Con esto quiero decir que sí, vale, se deja ver, está entretenida, hacen buen uso (y a veces abuso) del montaje musical (¿cuánto habrá pagado la discográfica de Tegan & Sara para que sus canciones suenen en un capítulo sí y en otro también?), el final de la segunda temporada con el archiconocido y explotado Chasing Cars de Snow Patrol puede resultar emotivo (aunque, en mi opinión, lo podrían haber aprovechado mucho mejor) pero, ¿qué más aporta? Nada. La voz en off de Meredith (o, a veces, de otros personajes) soltando obviedades y verdades de Perogrullo llega a resultar cansina. Además, a poco que una se pare a analizar críticamente lo que dicen, el grado de cabreo puede pasar de moderado a intolerable. A mí no me parece nada gracioso que personas de treinta años vayan contándole al espectador (un espectador aún joven e inexperto) que la responsabilidad es un asco. No, señores. Ya sabemos que la responsabilidad es un asco pero es que LA VIDA ES ASÍ. Luego nos extrañaremos de que treintañeros que peinan canas se comporten como adolescentes descerebrados, incapaces de asumir las responsabilidades que conlleva la vida adulta y refugiándose en vanas y endebles excusas para justificar un comportamiento totalmente inmaduro.
Creo que la única frase pronunciada en la serie con la que estoy de acuerdo es la que proclama en un momento dado el director de cirugía, Richard Webber: “Estoy cansado de ver a hombres comportarse como niños”. Pues sí, amigo, yo también. Pero ya podíais poner vosotros algo de vuestra parte para mostrar otros modelos de conducta. A ver si por aquello de imitar a los ídolos televisivos, los espectadores toman un poquito más de conciencia de sí mismos y se empiezan a comportar acorde con la edad que tienen. P.D.: Ya se ha comenzado a hablar de que en la cuarta temporada Cristina Yang se liará con una mujer. Para más señas, la gran rival de su ex novio Preston Burke... Hay que ver lo modernos que son en esta serie mostrando la diversidad de la sexualidad humana... En cuanto vea la cuarta temporada seguiré informando. ;-p
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Lo que más me fascina de esta super crítica es que te acuerdes de todos los apellidos de los de sensación de vivir, aunque me fascina más aún darme cuenta de que yo también me los sabía!
Asomé la nariz por la fnac, y parecíais tan serios y responsables que me fui nada más terminar toa cortaílla! jeje, y bueno, las prisas que llevaba.