Como dije, no tenía pensado salir. No me encontraba bien. Pero me insisten y me insisten y acabo sucumbiendo. Aún así no contaba con que mi estómago me respondiera. Me dolía y me molestaba. Supongo que por el tratamiento de tres días con antibióticos. Primero quedé con mi amiga S. Entramos en el My Way a tomar algo. Ella una cerveza, yo una cocacola que me sienta mal. Luego vamos a cenar algo al Baco y Beto (o algo así). Una tosta de salmón y otra cocacola. También me sientan mal. Más tarde hacemos una parada en el Olivia. Decido tomarme una cerveza a ver como reacciona mi cuerpo. De nuevo me sienta mal.
A la una y cuarto hacemos aparición en el Escape para reunirnos con la logia masón... digo con las blogueras. Me pido mi primera copa de garrafón. Milagrosamente y en contra de lo cualquiera (sobre todo yo misma) hubiera esperado, se me asienta el estómago y a partir de ahí continuo con el trasiego habitual de copas de una noche de sábado. ¿Alguien lo entiende? Yo desde luego que no.
Pero eso, como otras tantas cosas que me ocurren, es algo inexplicable. Joder, ¿dónde coño me habré dejado yo el libro de instrucciones? Últimamente no consigo comprender nada...
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Es lo que tiene el garrafón, una vez que se te habitúa el cuerpo, mano de santo jejejeje