A las nueve de la mañana, puntual como un reloj suizo, estaba yo en la recepción de mi nueva empresa. Por supuesto, como mi jefa workaholic nunca sabe cuándo saldrá, llega cuando mejor le viene. Media hora sentada en el borde de un sillón mientras la pobre recepcionista me daba un vaso de agua, me indicaba dónde estaban los servicios y me decía que, si quería, me saliera fuera a fumarme un cigarro.
Por fin aparece la susodicha. Lejos de lo que yo esperaba, apenas sí me presenta a un par de personas. Luego me dice que vaya a recepción para que me den un cuaderno y un boli y pueda apuntar cosas. La recepcionista, que ya debía andar hasta el moño de mí aunque lo disimulaba la mar de bien, me da lo que le pido y me pregunta que si no quiero nada más. De camino nos cruzamos con la jefa que, al verme sólo con el cuaderno y el boli, me espeta: "¡Pero coge más cosas, todo lo que necesites, que te vas a quedar!". Joer, jefa, comprenda usted que una no está acostumbrada a eso de no tener fecha de caducidad...
Pero a partir de ahí... Pues... no sé yo... Creo que aquí no voy a durar ni dos telediarios. Por inútil, seguramente.
PUNTOS POSITIVOS:
-La oficina está a quince escasos metros de la boca del ídem. -La temperatura ambiente es agradable. El aire acondicionado se nota pero no congela. Nada de peleas con la gente por subir o bajar la temperatura. -Todo está sorprendentemente nuevo (no deben llevar mucho ahí ya que aunque aún queda algún que otro monitor CRT, la mayoría son TFT). -No hay etiqueta en el vestir. He visto vaqueros, zapatillas, camisetas pop y tatuajes en la sección más joven. -Hay Internet sin cortapisas (aunque, como comprenderéis, sólo he entrado un par de veces a comprobar mi correo pero no me he entretenido escribiendo nada). -El mes de agosto sí hay jornada intensiva.
PUNTOS NEGATIVOS:
-Mi jefa. Workaholic total. Maja pero con mal genio. "¿Lo entiendes o no? Porque si no lo entiedes no puedes seguir", me ha dicho en un momento dado. Mi respuesta mental ha sido: "A ver, bonita, llevo cinco horas y media en esta oficina, no me he tomado ni un miserable café, nadie me explica una mierda y ha habido ratos en los que he podido hacer inventario de las musarañas del techo, ¿cómo quieres que lo entienda? ¿Acaso esperas que por el mero hecho de entrar por la puerta de la oficina se me ha quedado todo en la cabeza por osmosis?". Por supuesto, mi respuesta ha sido una lacónico: "Sí, lo entiendo".
-La única vez que he salido a fumar un cigarro he coincidido con un tío que me presentó la jefa a primera hora de la mañana. Me ha preguntado que qué tal. Yo, obviamente, le he dicho que bien, que aprendiendo. Su respuesta: "Tienes que ser incombustible. Y dura. Si eres incombustible, durarás. Si no lo eres, no. Porque aquí cada uno va a lo suyo y nadie te ayuda" (a eso le llamo yo dar ánimos a alguien en su primer día de curro, sí, señor).
-Todavía no sé en qué coño consiste mi trabajo. Sólo sé que me he pasado la mañana dándole vueltas a una tabla de excel cuadrando precios. Y las cifras me mareaban, oigan. Cuadrar doce millones de euros no es algo que una haya hecho todos los días.
RESUMIENDO:
Yo no llego al viernes. Como si lo viera.
|
Que sí mujer... ya verás cómo sí!!!
Ánimo!! Mucho ánimo y paciencia... El primer día siempre se está como un pulpo en un garaje...