Parecía que no llegaría nunca. Es como si fuese ayer cuando dejé de trabajar en mi querida empresa Fundada en..., comenzó mi año sabático y volví a cargar la mochila en la espalda para realizar un sinfín de cursos. Pero no. El fin ha llegado.
Aunque realmente el último día de clase será el lunes 30, obligaciones profesionales (que podéis cotillear aquí) me impedirán asistir. Lástima porque nos dirán qué proyecto ha resultado ganador, nos darán nuestros bonitos títulos (que se unirán a los conseguidos a lo largo del curso y con los que pienso hacerme una colección de salvamanteles) y, seguro, las críticas volarán como boomerangs por todo el aula.
A partir de entonces seré oficialmente editora además de correctora, maquetadora y escritora (aunque esto último haya gente que lo ponga en duda). Volveré al mercado laboral. Volveré a madrugar. Dejaré de ser un parásito que vive a cuenta del Estado. La verdad es que hubiera preferido que todo esto se produjera en septiembre porque el calor que está haciendo (que aplasta mi deseo de que este fuera un verano suavecito como el del año pasado) me aplatana hasta límites insospechados. Pero es lo que hay.
Atrás queda un año (en realidad nueve meses) en los que, pese a estar sin trabajar, no he parado. Eso sí, todo lo he hecho con mucha calma y sosiego. Me he divertido, he aprendido muchas cosas, he conocido a algunas personas muy interesantes (el yanqui loco, la italiana nerviosa, el filólogo friki, la que no es bollo pero lo parece...). Ha habido también cosas malas (estar corta de dinero, no salir apenas, cruzarme con personas no tan agradables como las citadas anteriormente) pero, sin duda, prefiero quedarme con todo lo bueno. Optimista que es una.
Ahora la incertidumbre se cierne sobre mí. Tendré que volver a acostumbrarme a la vida cotidiana, a no tener presente las tareas y trabajos que han ocupado mi mente durante estos meses y a poner en práctica todo lo que he aprendido.
Y trabajar otros tres años para volver a tener otro año sabático, que me ha gustado la experiencia. Jojojo... ;-p
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 18:32:00
Me alegro mucho que este año savático haya sido tan productivo. Sigue viviendo del estado dos mesecitos más y descansa. Septiembre ya será otra historia.
Me llaman:Arrierita Vivo en: Madrid, Spain Y digo yo...: Acercándome peligrosamente a los treinta he desistido de encontrar a alguien en sus cabales. Me aburre que me digan lo maja que soy y lo mucho que merezco la pena personas que después salen corriendo como si se hubieran dejado la comida en el fuego. Me aburre la gente que va de legal por la vida pero nunca es consecuente con sus actos. Me aburre salir a la calle y cruzarme con tanta gente a la que no quiero saludar. De lo que no me aburro nunca es de tener a mi lado a tantas personas que me hacen sonreír cada día. A todos los demás... ¡Arrieritos somos... y en el camino nos encontraremos!
¡¡¡¡felicidades!!!!
suerte y ánimo para el nuevo comienzo.
un beso