Versión 3
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He vuelto (aunque nunca me fui)
lunes, 15 de diciembre de 2008
No, no me ha tragado ningún agujero negro, ni me han internado en un psiquiátrico de máxima seguridad (aunque sé que ambas opciones le resultarían tentadoras a más una). En las últimas tres semanas mi vida ha vuelto a dar un triple mortal y se ha agitado cual coctelera llena de raros mejunjes.

Podría empezar por el pequeño detalle de que cambié de trabajo. Sí, otra vez, que ya sabemos todos que yo cambio de curro como de bragas. Atrás dejé la oficina circense en la que me recluía de ocho a cuatro en pos de la zona empresarial de la Castellana. Zona por la que camino a diario pensando: "Ahí trabajé yo... Y ahí... Y ahí... ¡Ay, creo que ahí también!". Y, para variar, es una buena empresa (o al menos lo parece). Grande. Con oficinas espaciosas. ¡Hasta hay plantas naturales! Y la gente es simpática y agradable. Me explican todo. Y cuando me equivoco no me echan la bronca sino que dicen: "Ay, si tú no tienes la culpa, es que no te lo hemos explicado bien". Ganas me dan de mandarle un mail a Workaholic invitándole a que se pase por allí, a ver si aprende modales. Y mi jefe es majo. Gasta bromas, sonríe, no me chilla. Incluso cuando le dije que hoy llegaría más tarde porque tenía que hacerme unos análisis de sangre, al decirle que luego lo recuperaba, me dijo que ni se me ocurriera. Y no contento, al rato volvió a mi mesa y me dijo: "Que como recuperes las horas te doy de collejas, que el tiempo del médico es sagrado. Cuando haya que echar horas, ya las echarás". Obvia decir que si hago horas extras, me las pagarán convenientemente...

Mi llegada fue recibida como agua de mayo. Y desde el primer momento me fueron presentando a todo el mundo (y yo que, después de Workaholic, pensaba que esa costumbre se había perdido...). Y tras asignarme una mesa con ordenador, teléfono, mesa supletoria, impresora, cajonera, bandejas, cubilete para los bolis y todo lo que pudiera necesitar, nos fuimos a desayunar. Ea, que hay que recuperar fuerzas. Y con tan curiosa suerte que al volver nos encontramos con que el edificio había sido desalojado a causa de un simulacro de emergencia. Empleados de trece plantas vomitados en la calle formaban corrillos y reían mientras aprovechaban para echarse un cigarrito.

Y a partir de ese día, todo va como la seda. Mis compañeras parecen estar muy agobiadas por el cierre del año. Me asignan tareas sencillas o sin excesiva complicación que llevo a cabo en poco tiempo (y es que, perdona, bonita, que llames "carpetoncio" a una carpetilla con una quincena de solicitudes hace que me entre la risa floja). Vamos, que tocan las castañuelas cada vez que me ven aparecer por sus mesas con la tarea ya realizada en la mano y pidiendo más.

Por otro lado, debo tener una cara de lo más peculiar. Vamos, una de esas caras que son como un libro abierto porque un día, desayunando, se pusieron a hablar de Gran Hermano. Y una de ellas me preguntó que si lo veía. "No", respondí encogiéndome de hombros. "Me lo imaginaba", dijo ella con una sonrisita satisfecha por haber acertado con su intuición. Al día siguiente, también desayunando, le pregunté que por qué se imaginaba que no veía el programa de la Milá. "Pues porque no, porque no te pega, porque eres muy espabilada, haces las cosas muy bien y muy rápido y seguro que eres muy selectiva". O_o

¡¡¡¡¡Workaholic, perra, ven aquí y aprende a ser persona!!!!!

Así que claro, cada día voy con ganas a trabajar y estoy tan de buen humor que hasta me pongo a tararear cuando estoy tecleando en el ordenador. Y salgo animada y contenta. Y de buen humor. Cachisenlamar, a ver si me dura mucho tiempo... El trabajo y el buen humor, claro.

Por otro lado también estoy volviendo a tener algo de movimiento en mi vida social. Alguna presentación a la que asistí como animadora (ser una especie de empleada fantasma de mi editorial es lo que tiene). Otra en la que seré yo la presentadora y de la que ya os informaré convenientemente. Unas compras en la Fnac, que hacía como un par de años que no me daba un homenaje comprando libros y mirándolos luego en mi casa como si fueran juguetes (las frikis somos así). Un viaje este pasado fin de semana en el que por primera vez he montado en avión...

Porque esa es otra. Desde que supe que tendría que montarme en uno de esos bicharracos con alas, las taquicardias y los sueños recurrentes con aviones se convirtieron en mi pan de cada día. Acojonaita perdida que estaba. ¿Y si me pierdo en el aeropuerto? ¿Y si me equivoco de día, de hora, de terminal o de bragas? ¿Y si el despegue me tritura —aún más— las cervicales? ¿Y si, y si, y si...? Y cuando llegó el momento, mientras por mi cuerpo corría la cerveza, el Lexatín y el Myolastán con más concentración que la de mis propios glóbulos blancos y rojos; mientras ajustaba mi cinturón de seguridad hasta aplastarme la vejiga; mientras mis uñas se clavaban en el reposabrazos como las de una gata a la que intentan meter en el agua el avión entró en pista, comenzó a coger velocidad y despegó... Y yo... Iba a decir que fue como si volara pero creo que está claro que era justo eso lo que estaba haciendo y no vale como símil. Se me dibujó en el rostro mi ya famosa sonrisa de imbécil supina y me pasé todo el vuelo mirando por la ventanilla, pese a que era de noche y no veía más que las lucecitas de las ciudades...

Sip, parece que las cosas empiezan a encauzarse. A ver cuánto me dura la racha...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 18:58:00  
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Me llaman:Arrierita
Vivo en: Madrid, Spain
Y digo yo...: Acercándome peligrosamente a los treinta he desistido de encontrar a alguien en sus cabales. Me aburre que me digan lo maja que soy y lo mucho que merezco la pena personas que después salen corriendo como si se hubieran dejado la comida en el fuego. Me aburre la gente que va de legal por la vida pero nunca es consecuente con sus actos. Me aburre salir a la calle y cruzarme con tanta gente a la que no quiero saludar. De lo que no me aburro nunca es de tener a mi lado a tantas personas que me hacen sonreír cada día. A todos los demás... ¡Arrieritos somos... y en el camino nos encontraremos!
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