Soy consciente de que lo que más os mola al leer mi blog es enteraros de las peripecias en mi vida cotidiana con mis consecutivos compañeros de piso. Lo cual ya no me extraña teniendo en cuenta que Gran Hermano acumula edición tras edición sin que la gente se canse de ver lo mismo. Pues bien, en esta, mi versión psycho de Friends, tenemos dos nuevos nominados esta semana: Psicóloga y GayArdón. Antecedentes: Tras casi cinco meses en los que tuvieron la casa empantanada por sus sucesivas manos de pintura, en los que lijaron y pintaron desde las diez de la noche hasta altas horas de la madrugada, en los que se apropiaron de todo el espacio de la cocina, en los que llegaron borrachos, taconeando (ella) y riendo a carcajada limpia (también ella) a mitad de la noche cuando servidora tenía que madrugar a las pocas horas para ir a currar, en los que se han disparado los gastos comunes gracias a ese empeño suyo de que la casa parezca un árbol de navidad con todas las luces y electrodomésticos encendidos, en los que se han paseado asiduamente todos sus silenciosos amiguitos hasta las mil impidiéndome (de nuevo) dormir, en los que me he encontrado comida podrida, platos sucios y mucha mierda en cada rincón de la cocina, en los que Psicóloga me ha dedicado una variada galería de muecas y gestos hoscos mientras se nutría de toda mi biblioteca, fonoteca y videoteca particular y en los que GayArdón ha demostrado ser un lobo con piel de cordero poniéndome buena cara y malmetiendo contra mí a mis espaldas... el lunes a servidora se le hincharon los ovarios definitivamente. Hechos: Lunes. Once y media de la noche. Llegan ambos dos al piso. Yo en ese momento estaba apagando el ordenador para meterme en la cama a leer un rato antes de dormir. Cada uno se mete en su cuarto. Y GayArdón tiene la brillante idea de romper el silencio reinante con los grandes éxitos de Mecano a un volumen tal que ni gritando a pleno pulmón Arrierita hubiera podido hacerse oír por encima de la famélica voz de Ana Torroja. Arrierita pierde los nervios. Sale al pasillo y grita: Hay gente que quiere dormir, ¿sabes?. A continuación se mete en su cuarto dando un sonoro portazo. GayArdón, ni corto ni perezoso, sale de su cueva, llega hasta la puerta de Arrierita y (clarividente que es el chico) asegura que ella estaba chateando porque la oía teclear (¿de verdad me oía con la música a ese volumen?) y que hasta las doce se puede hacer ruido. Es verdad. Lo que pasa es que yo contaba ingenuamente con que convivía con personas y no con animales. En ese momento la madre de Arrierita, oportuna como siempre, la llama al móvil y se tira una hora y tres cuartos escuchándola despotricar acerca de los energúmenos que llevan cinco meses impidiéndola dormir con normalidad. Martes. Cuatro y media de la tarde. Arrierita llega a casa. Sabe que GayArdón ya ha vuelto y que debe estar durmiendo la siesta. Enciende el ordenador y decide hacer algo que nunca ha hecho: comprobar cual es la potencia máxima de sus altavoces 5.1 (evidentemente, nada que ver con la de un par de altavocillos comprados de oferta en el Media Markt). Con Cristina Llanos desgañitándose al ritmo de Let me out, Arrierita se va a la cocina a prepararse un café. GayArdón aparece de repente. Eres una sinvergüenza sin respeto,le espeta el susodicho a una Arrierita ojiplática ante el cinismo del chaval. Pues que sepas que no me has despertado (no, qué va, por eso traes esa cara). A partir de ahí le suelta lindezas tales como que Arrierita es una bruja amargada y una loca histérica. Como es obvio, Arrierita tampoco se queda atrás aunque como es menos original se limita a mandarle a tomar por culo. Cada uno se va a su cuarto. Arrierita se va al gym. Vuelve del gym. Se ducha. Se viste… Martes. Ocho y media de la tarde. Arrierita se está secando el pelo con el secador y no se percata de que Psicóloga ha llegado hasta que unos atronadores golpes resuenan en su puerta. Espera un momento, dice Arrierita sin perder la calma. Acaba de secarse el pelo, sale de su habitación y se dirige a las de los eslabones perdidos con los que (en vano) trata de convivir. A partir de ese momento resulta imposible reproducir la conversación ya que Psicóloga se pone a chillar como un cerdo al que llevan al matadero hasta el punto de que cuando Arrierita le dice que baje el tono, hasta GayArdón está de acuerdo en que el volumen de su voz está alcanzando un nivel de decibelios más alto de lo recomendable para el oído humano. Resumiendo: ellos no hacen ruido (mis ojos se abren), yo nunca les he hablado bien (mi boca se abre aún más), soy una sinvergüenza (esto me suena), no tengo ningún respeto (ni ellos un master en diplomacia y buenos modales, no te jode)… Bla, bla, bla. Yo me limito a pedirle todos los libros míos que tiene apalancados en su cuarto. Muy digna me los devuelve. Empiezo a decirles que se vayan buscando otro piso cuando Psicóloga, aún más digna, me interrumpe. Si ya lo estábamos buscando porque no te aguantamos más, suelta con desdén. Mira, me alegro estar de acuerdo en algo, yo tampoco os aguanto a vosotros. Y bastante os he aguantado ya. Así que no hay nada más de qué hablar (bueno, hablar es un decir. Berrear sería lo más adecuado en su caso), apostilla Arrierita dándose la vuelta e iniciando el camino de regreso a su habitación. Pero como ellos aún tienen ganas de camorra, GayArdón se va detrás de Arrierita y le espeta con asco: ¡¡¡Ladrona, que eres una ladrona, que nos quieres robar!!! La palabra estupefacción se queda pequeña para describir el gesto de una, cada vez más, ojiplática Arrierita. Todo porque les dije que había que solucionar el problema de que las facturas se habían disparado desde su llegada y la cantidad estipulada para gastos se quedaba muy pequeña. Como Arrierita ya ve imposible (aparte de inútil) dialogar y razonar con especimenes humanos tan escasos de neuronas, acepta el papel de malvada madrastra y se mete por fin en su habitación, no sin antes enseñarles a ambos su dedo corazón. Conclusiones: Vivo con dos adolescentes egoístas, despostas y narcisistas sin raciocinio, modales ni respeto. Dentro de 21 días les veré marcharse. Y me quedaré sola... |
pues eso que más vale sola que mal acompañada y tirando del alkiler, ya encontraras a otros compis tu tranquila que lo que sobra en este mundo es gente para compartir casa ya que la vivienda está jodida y toda la juventud tirando de la vida con muchas horas de trabajo, poco sueldo...En fin niña que tengas suerte con esos especímenes y se te piren pronto de la casita.Mucho ánimo