Se acaba el mes de enero. Uno de los meses de enero más largos que recuerdo. Su cuesta ha sido ardua y no precisamente por cuestiones monetarias. Pero la cuesta ya se ha suavizado y ahora sólo es la habitual pendiente ligeramente inclinada. Acaban de traerme la megacompra que hice por Internet. Por una vez puedo decir aquello de mamápaga. Aunque la mayor parte sean productos de limpieza y no perecederos. Lo que va a suceder a partir de ahora era algo que ya tenía planeado para más adelante, cuando hubiera ahorrado un poco y tuviera más reservas. Pero quizá haya sido bueno que todo se haya precipitado. Cuando me independicé hace nueve años también lo hice de un modo repentino, sin pensármelo, sin ahorrar, sin preparar nada. Y poco a poco, el tiempo me ha ido ayudando a llevar mi vida. Cuando somos pequeños siempre hay un momento u otro en que nos preguntamos cómo será nuestra vida al cabo de unos años. Yo cuando era pequeña imaginaba a una Arrierita en la veintena y la veía viviendo sola, escribiendo libros y cuidando a ese perro que nunca la dejaron tener. Y ahora por fin es una realidad. Ha llegado el momento en mi vida en que vivir sola se ha convertido en una necesidad que tengo que llevar a cabo cueste lo que cueste. Todos, tarde o temprano, necesitamos vivir solos. Sin depender de nadie. Valiéndonos por nosotros mismos. Apretándonos el cinturón cuando hace falta y aflojándolo cuando se puede. Me ha tocado el turno. Y me romperé los cuernos para que la tranquilidad y la bonanza se instalen de una vez por todas en mi vida. Creo que también me lo merezco, ¿no? Ha llegado el momento en mi vida en que vivir sola se ha convertido en una necesidad que tengo que llevar a cabo cueste lo que cueste. |
Pues bienvenida sea la soledad deseada.
No tiene nada que ver pero por favor pegarse un paseíto por aquí
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graaacias