Hay mujeres que en lugar de libro de instrucciones deberían venir con una enciclopedia Espasa Calpe en, al menos, 24 tomos ilustrados para poder entender mínimamente su comportamiento. Porque no hay quién las entienda. Ni lo que hacen, ni lo que dicen ni el porqué de ambas cosas. Y ya sé que es casualidad que algunas de ellas provengan del mismo barrio. Bromear acerca de que allí el aire debe ser distinto o que el agua debe tener componentes extraños es sólo eso, bromear. Pero qué puta la casualidad, oye...
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Se acerca el Orgullo. Y este año promete ser más sonado que nunca gracias al Europride. Por un lado dan unas ganas tremendas de apuntarse a un bombardeo y estar presente en cuantos más eventos mejor. Por otro me invade el hastío. La sensación de dejà vú. Y la incomprensión de ver a tanta gente celebrando por todo lo alto una fiesta de origen reivindicativo y subversivo cuando el resto del año parecen olvidarse de lo que significan estos días en la memoria histórica y colectiva de gays y lesbianas. El armario no es un lugar de conveniencia. O se está dentro con todas las consecuencias o se sale de él. También con todas las consecuencias.
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De todas formas el Orgullo es como la navidad de maricas y bollos. Lo esperamos con ilusión. Hacemos planes. Intentamos ver a cuanta más gente mejor. Nos mostramos felices y alegres sin razón aparente. Participamos de rituales con cierta solera ya (manifestación, carrera de tacones, premios anuales,... ¿el picnic del domingo en el Retiro se sigue haciendo?). Yo lo espero con cierta emoción que según se acerca y llega se va disolviendo en mi ánimo como una pastilla efervescente en un vaso de agua. Hasta que llega el día de la manifestación e, invariablemente, acabo encabronada por tantas cosas que no merece la pena enumerar.
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Aún así, este año tampoco me lo perderé. Hace diez años que asistí a mi primera manifestación del Orgullo. Llovía y hacía mal tiempo. Yo llevaba puesta una cazadora vaquera. Todos mirábamos en derredor en busca de cámaras de televisión para escondernos de ellas. Las autoridades dijeron que la cifra de asistentes no superaba las siete mil personas...
¿En cuánto la cifrarán este año?
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No tengo mas remedio que discrepar en relacion con el primer comentario... no "hay mujeres...", sino que todas, toditas, todas las mujeres deberian venir con el manual de instrucciones debajo del brazo, Arrierita.