...una niña de barrio bien con papis acomodadados. Abrir el frigorífico y encontrarlo lleno. Tener complejo de Peter Pan. Ser una competente profesional cuando entro por la puerta de mi oficina pero volver a ser una cría cuando cruzo la puerta de casa Quiero irme a pasar una temporada al extranjero para encontrarme a mí misma. Quiero huir con el rabo entre las piernas cuando me doy cuenta de que la gente espera algo de mí y legitimar mi huida aduciendo que no estoy preparada. Quiero enredarme en mil excusas, todas muy creíbles, para retardar lo máximo posible el paso a la madurez. Quiero aferrarme a mis miedos sin complejos ni culpas simplemente porque tengo derecho a hacerme caquita cuando las cosas no me gustan y no tengo ovarios para afrontarlas. Quiero convencer a los demás, mediante razonamientos lógicos, que ya he salido del jardín de infancia aunque mi comportamiento lo contradiga. Quiero utilizar a los demás impunemente sólo para probarme a mí misma. Pero, por supuesto, no quiero que ello me acarrae consecuencias ni que las personas a las que utilizo se quejen porque trataré por todos los medios de hacerles ver que se equivocan para así quedarme con la conciencia tranquila porque yo siempre actuo correctamente. Quiero seguir siendo una adolescente toda mi vida pero disfrazándome de persona adulta. Porque convertirme en una me resulta demasiado complicado...
Por desgracia sólo soy...
...una niña de extrarradio de clase media baja que casi no se acuerda de quién era Peter Pan y que siempre prefirió al capitán Garfio. Cuando abro el frigorífico sólo me encuentro eco y luz amarilla. Soy una trabajadora mediocre tan despistada dentro como fuera de la oficina. Sólo he salido una vez del país y fue por motivos familiares así que me he tenido que encontrar a mí misma cada día, mientras también intentaba buscar mi vida. No suelo huir de nada aunque a veces el pánico me domine. Aguanto los chaparrones y los golpes de frente. Y me jodo y me aguanto e intento aprender cuando me dicen que no he estado a la altura de las circunstancias. Conozco mis miedos y mis culpas y mis complejos y mis traumas y me rompo los cuernos tratando de superarlos. Intento explicarme para que la gente me entienda pese a que en rara ocasión lo consiga. Trato de no utilizar a nadie porque tengo demasiado desarrollada la empatía y siempre me dejo la palabra justa (e hiriente) en la punta de la lengua. Aún así las personas acaban haciéndome más daño del que yo les pueda hacer a ellos. Mi conciencia no siempre está tranquila porque siempre acabo poniéndome en todos los lugares opuestos al mío y eso hace que entre a menudo en contradicción conmigo misma, entre lo que me gustaría hacer y lo que debería hacer. Y lo único que quiero ser es una mujer adulta coherente entre lo que piensa y lo que hace y cuya edad mental y emocional sea la misma que pone en mi dni...
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Tú no quieres ser esa.