Si algo bueno está teniendo lo de volver al mundo laboral es que durante todo el día siento unos irrefrenables deseos de escribir. Si es que las personas somos así de contradictorias. Durante diez meses he tenido tiempo de sobra para escribir una enciclopedia entera y no he hecho más que abrir media docena de archivos con textos inconclusos. En cambio ahora, que no puedo trasnochar ni concentrarme en las historias que tengo en mente y, además, debo hipotecar varias horas del día en tratar de comprender los entresijos de un nuevo trabajo que, por ahora, me está superando, no hago más que pensar en mil proyectos a la vez, tomar notas hasta con el móvil y leer como una rata de biblioteca a cada momento libre (mientras voy en el metro, mientras hago el trasbordo, mientras visito al señor Roca, mientras como y un poco más antes de dormir, lo justo para que el libro no se me estrelle contra la jeta y pueda dejarlo en su sitio y apagar la luz de la mesilla).
En la oficina sigo albergando la misma incertidumbre del primer día. No acabo de entender muchas cosas. Para acabar de animarme, una de mis compañeras me ha dicho hoy que ella ha tardado años en cogerle el truco. Por otro lado, como Workaholic se va mañana de vacaciones durante dos (benditas) semanas, se está encargando, para que me mantenga ocupada en su ausencia, de atestar mi (provisional) mesa con carpetas, expedientes y planos que miro con el ceño fruncido como si estuvieran escritos con ideogramas chinos . Y yo lo único que quiero es que me asignen de una p*** vez una mesa, un ordenador y una cuenta de correo porque estoy harta de enviar mails explicando que yo no soy la remitente que aparece sino "la chica nueva", de hacer sitio para las cosas entre las plantitas de su moradora habitual, de verle el careto a ella y a su novio en el fondo de escritorio y de que a los cinco minutos de no usar el ordenador me salte el p*** salvapantallas con fotos de George Clooney (hay que ver lo clásicas que son algunas). Y es que no me apetece que me tomen por hetero, fíjate tú (y menos que piensen que me gusta George Clooney, for Christ sake!).
Y mañana viernes... Qué ganas tengo de cogerlo por banda...
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