En esta oficina las presentaciones se hacen con cuentagotas. Y es raro porque cuando era "la temporal" o "la chica que mandaba la ETT" me presentaban hasta a la mujer de la limpieza durante la primera media hora. Aquí, en cambio, como mi puesto (mentira, aún no tengo puesto asignado, estoy en el de una que está de vacaciones) está justo enfrente del baño y todos, en un momento u otro, acuden a él; al salir o entrar del mismo reparan en mi presencia (jops, como para no reparar con la cantidad de espacio que ocupo) y se me acercan para presentarse y darme la bienvenida.
Hoy, como la Workaholic tenía médico y no vendría hasta tarde, hemos hecho un poco de vida social y unos diez nos hemos ido todos juntitos a desayunar. Yo, en un extremo de la mesa, al final he acabado departiendo con una mujer que vive en el Barrio del Pilar (y van...) que entró hace seis meses y me decía que el ambiente era muy agradable y la gente muy amable. Y mi cara de poker se acentuaba con cada palabra que decía la pobre. Estas informaciones contradictorias me tienen en un sinvivir. ¿En qué quedamos? ¿Cada uno va a su bola o son la gran familia feliz?
Después de volver de desayunar, hacer un nuevo inventario de musarañas y chequear mis cuatro cuentas de correo (las más habituales) unas chorrocientas veces cada diez minutos, casi a mediodía ha llegado Workaholic en vaqueros, con su enorme bolso en una mano y un casco bajo el brazo (y comprendí quién era la de la foto que hay en su despacho montada en una moto de gran cilindrada). Obviaré todo lo que se me ha pasado por la cabeza en el nanosegundo anterior a que clavara la mirada en mí, que mi GayPS hace mucho que se estropeó...
A partir de ahí, he currado algo. Pero sólo algo. Preparar un par de contratos (es decir, ctrl+c y ctrl+v) y enviar un mail desde la cuenta de la compañera ausente pero firmando con mi nombre. Vamos, para que el que lo reciba se pase un buen rato pensando por quién preguntar cuando llame.
También me ha dicho que para la semana que viene probablemente ya tenga un puesto, un ordenador y una cuenta de correo propia. ¡Wow! Una cuenta corporativa con mi nombre, de esas que al final te sueltan el rollo de que te lo pienses dos veces antes de imprimir y luego el rollo legal de la confidencialidad y demás mandangas, ¡¡¡yuju!!! (nótese la ironía subyacente, please), ya casi soy una persona importante...
Y así andamos. Yo calculo que para finales de la semana que viene ya habrá habido alguien que me haya preguntado si tengo novio...
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tia, tia...
nos vas a contar todos los días de curro hasta completar el año?
jo, si es así igual puedes publicar una novela que se llame "diario de la asistente de una workacohlic".
podría ser un éxito de crítica y público que llegaría a ser best seller y estaría dentro del top ten de los libros de autoayuda empresarial más vendidos....
ays (lesbianamente hablando)
eso, (doble de) queso...