El problema cuando se tienen los nervios tan desquiciados como los tengo yo es que las consecuencias son desproporcionadas con respecto a los hechos que las desencadenan. Y como anoche me tuve que contener demasiado para no romperle la crisma a La Zorra Psicoloca cada vez que me ponía la cara a dos centímetros de la mía y me gritaba Te chillo porque me sale del coño luego tuve un bonito ataque de ansiedad que tuve que combatir con un lexatín y tres caciques atrincherada en mi cuarto hasta que toda la tropa se fue a Chueca de farra. Luego pude disfrutar de mi casa hasta las cinco de la mañana sabiéndome sola pero preguntándome cómo coño acabará esta historia. Lo que parece más que claro es que estos dos sinvergüenzas van a hacer todo el daño posible y que de aquí al día 31 voy a tener que hacer un esfuerzo sobrehumano para no estamparles una sartén en la jeta. JM me dice que no me preocupe, que ellos son dos niñatos adolescentes (aunque estén en la recta final de la veintena) que me han adoptado como malvada madrastra que no les deja vivir su juventud y hacer lo que les salga del higo. Yo, por mi parte, flipo cada vez que me dejan por mentirosa cuando los que mienten como bellacos son ellos. Y me doy cuenta de que las únicas personas capaces de sacar lo peor de mí son algunas de las personas que han pasado por mi piso y mis ex parejas. El segundo punto hace mucho que lo zanjé tomando la decisión de no mantener relaciones. El primero se acabará solucionando aunque me costará muchos ataques de nervios hasta entonces. Hoy me he levantado tarde. Aunque tampoco es que eso sea inusual en mí. He bajado a Chuchín a la calle y he comprado algunos víveres que he comido en mi cuarto mientras seguía viendo capítulos de Friends. Y eso es algo que también me ha hecho pensar. Siempre he dicho que lo que nos hace sentirnos viejos es ver como todos nuestros referentes se van quedando en el pasado. Aunque se sigan vendiendo en el presente gracias a la nostalgia. Hoy me he dado cuenta de que no me gusta Friends. Entendedme, me hace gracia, es divertida y supongo que la seguiré viendo hasta el final porque hay muchos capítulos que no he visto. Pero me doy cuenta de que la veo sólo porque la veía siendo adolescente y porque me hace recordar cosas (por ejemplo: hace años, una de esas novias que me echaba tenía muchos grabados y los veíamos acurrucadas en el sofá cuando sus padres no estaban en casa). La veo ahora y me doy cuenta de que es una serie que no soportaría un análisis crítico por muy ligero que fuese. Me doy cuenta de que pese a aparentar ser una serie realista y urbana es más irreal que cualquier película de ciencia ficción. Porque la vida real no es así, la gente no es así. Porque compartir piso no es tan fácil como nos quieren hacer creer. Porque los amigos no siempre están cuando los necesitas. Porque las relaciones, desde mi nefasta experiencia, no son más que un juego de traiciones y mentiras, de personas que te hicieron pensar que merecían la pena pero a las que nunca debiste acercarte. Hoy he rechazado hasta tres planes distintos para salir de casa. Ni cena con Las Mosqueteras ni café y charla con JM y El Sevillano ni tarde de bricolaje para colgarle a MariPili el proyector de una vez. De lo único que tenía ganas era de estar atrincherada en mi habitación y ver pasar las horas. Es la primera vez que un sábado por la tarde estoy deseando que llegue el lunes para ir a trabajar… P.D.: Sí, posteo todos los días pero ya no tengo fuerzas ni de comentaros a todos. Perdonadme. Volveré a ser la que era. Sólo estoy siendo víctima de la epidemia de tristeza que nos invade a tantos... |
Es que a veces pasa eso, pero un día sin que te des cuenta se te ha pasado la modorrez esa que tienes hoy. O eso espero yo que también estoy como apachurrada