Me levanto a las cuatro de la tarde. Bajo a Chuchín y compro tabaco. Tumbada de nuevo en la cama veo un capítulo de Friends tras otro para anestesiarme aún a riesgo de acabar con las pocas neuronas que me quedan. Aunque parezca extraño en mí, no enciendo el ordenador hasta las nueve y media de la noche. Sólo para chequear mi correo, postear y conectar el eMule y que se me acaben de descargar algunas cosillas. Sólo salgo de mi habitación para ir al baño y para tender una lavadora.
Si algún día consigo uno de esos pisos de treinta metros que tanto le gustan a la ministra Trujillo me creeré que tengo una mansión...
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Seguro que en la vivienda digna que propone nuestra ministra, no hace falta que salgas del cuarto ni para ir al baño ni para tender, entre otras cosas, pq to está junto. Y Chuchín (supongo que como mi perra), encantado, puede vigilarte sin tener que moverse del sofá.