Hoy he salido de trabajar más contenta que unas pascuas. Y no era -sólo- porque fuera viernes y la jornada laboral ya hubiera acabado sino porque a partir de hoy mi trayecto al curro será más cómodo y más rápido porque la nueva estación de La Elipa, mi querido barrio desde hace ocho años, se abría hoy al público justo a la hora en la que yo salía por la puerta de la oficina.
Y puede parecer una tontería pero dejar de subir esa cuesta con una inclinación de más del treinta por ciento a las siete y media de la mañana me alegra la vida en un momento como en el que estoy ahora mismo, que casi cualquier cosa hace que la sonrisa me dé tres vueltas a la cabeza y aún me sobra para hacerme un lazo. Y que la boca de metro me pilla a apenas dos minutos de mi casa y en llano. Y que podré sentarme desde el principio del trayecto. Y que éste seguirá siendo directo porque en la parada de metro de mi trabajo confluyen tres líneas. Y que, incluso, tardo un poco menos en llegar.
Cuando he llegado, Espe y Gallardín hacía ya rato que se había marchado pero aún seguía habiendo mucha gente. La estación (enooooorme) olía a nuevo y a silicona fresca. Banderas de la Comunidad de Madrid decoraban todas las paredes y la gente iba de un lado a otro mirándolo todo como críos (recordemos que se estaba pidiendo metro desde hacía veinte años). Cuando he salido a la superficie ha sido casi como si me acabara de mudar. Ahora me tendré que acostumbrar a otro camino para coger el metro y localizar un bar cercano que abra temprano para poder tomarme un cafelito cuando no me dé tiempo a desayunar en casa (ahí es donde más lo siento, porque en el bar que estaba al lado de la otra boca de metro que utilizaba hasta hoy me conocían y el café está muy rico). Pero mola. Mola porque es uno más de los cambios que estoy viviendo últimamente. Esos cambios que también me están haciendo cambiar a mí misma.
Y cuando he bajado al gym la tarde olía a verano...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:18:00
Me llaman:Arrierita Vivo en: Madrid, Spain Y digo yo...: Acercándome peligrosamente a los treinta he desistido de encontrar a alguien en sus cabales. Me aburre que me digan lo maja que soy y lo mucho que merezco la pena personas que después salen corriendo como si se hubieran dejado la comida en el fuego. Me aburre la gente que va de legal por la vida pero nunca es consecuente con sus actos. Me aburre salir a la calle y cruzarme con tanta gente a la que no quiero saludar. De lo que no me aburro nunca es de tener a mi lado a tantas personas que me hacen sonreír cada día. A todos los demás... ¡Arrieritos somos... y en el camino nos encontraremos!
Oye enhorabuena