Estoy cansada. Vuelvo a tener problemas con las cervicales. En consecuencia también con el estómago. Sólo el saber que llegaré a casa para no hacer nada consigue que el día a día sea más soportable. No hago más que pensar en los días libres de semana santa. Y en los del puente de mayo. No tengo planes para ninguna de esas fechas. Tampoco mi economía me lo permitiría. Pero no me importa. Lo único que quiero es encerrarme durante esos días para hacer limpieza, escribir mucho y no hacer nada, no necesariamente en ese orden.
Estoy en un punto muy similar al que estaba hace un año. Es como si esperase algo. Algo que no tiene por qué aparecer pero que presiento cerca. Pero, mientras, necesito estar a solas conmigo misma. No porque esté mal sino porque después de una carrera intensa todo el mundo necesita recuperarse. Aunque no todos se recuperen del mismo modo. Podría quedar con gente. De hecho lo hago. Y tampoco voy a dejar de hacerlo aunque bien es cierto que a veces me supone un gran esfuerzo salir de casa una vez he entrado en ella.
Como decía una canción de Amaral: Quiero vivir, quiero gritar. Quiero sentir el universo sobre mí. Quiero correr en libertad. Quiero llorar de felicidad...
Sí, quiero sentir. Sé que a veces es doloroso. Lo sé porque lo he visto. Lo sé porque lo he sentido. Pero si no pudiera sentir, ¿qué demonios se supone que hago aquí?
P.D.: El cuento de Isabelita sigue en marcha. Sólo estoy decidiendo qué contar...
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