Tengo que admitirlo. Yo, la chica dura, la que reniega del amor, la que jura y perjura que su corazón no volverá a palpitar por nadie... tengo una debilidad... Una debilidad pequeña de tamaño pero muy grande en el fondo... Una debilidad que ha hecho que mi querido Chuchín me olfatee de arriba a abajo en cuanto entre en casa y al darse cuenta de mi infidelidad, me mire ofendido y vaya a llorar a un rincón. Pero es que es taaaan mono y taaaan juguetón y taaaan adorable que no puedo remediarlo. Y en ocasiones como las de hoy, en las que abandona el regazo de su madre para venirse al mío (pues no es listo ni nada, con lo cómodo que estaba sobre mi bolso) se me cae la babita en cantidades industriales... Aysss, que tendrá Pepe...
Qué tendrá que un corto paseo que va de la calle Arenal hasta Chueca nos pararon a su dueña y a mí no menos de cincuenta veces. Y el muy jodío que en cuanto escucha cerca de él un Oooohhhh (leáse con vocecita infantil) se para y espera las consecuentes carantoñas. Pues no le gusta poco que le mimen y sentirse admirado. Y qué espectáculo tratar de subir por la calle Montera y ver cómo las señoritas putas (que diría Jorge Javier) y sus potenciales clientes olvidan sus transacciones para pararse a rascarle las orejas. Impagable, sin duda.
Aysss, Pepe, que tienes enamorada a la bollosfera...
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es que pepe... es mucho pepe... bueno jose ignacio para los mas cercanos.
pero peor es ir con el niño por la calle, que una trastornada vaya diciendo "pepitooooo hijooo" y que te cruces con las mismas personas todo el rato (pa mi que nos seguian) y ya se sepan el nombre...
muy friky