A las ocho y media ya andábamos por la estación de Chamartín. Y deambulamos por allí hasta que nos acercamos a una discreta cola situada junto a la puerta a las nueve y media. Nuestras entradas decían que la apertura de la sala era a las 22.00h. y el inicio de las actuaciones a las 22.05h. ¡Ja! Aunque claro, luego caí en la cuenta de que el que Roberta Marrero estuviera pinchando contaba como una actuación más. Pero dieron las 22.00 y las 22.15 y las 22.30 sin que las puertas se abrieran en ningún momento. La cola ya no se componía de los más puntuales sino que ya era un considerable hervidero de gente. Algunas se miccionaban sin poder aguantar, otras fumábamos sin parar y la mayoría protestábamos porque no nos dejaban entrar… hasta que por fin nos dejaron. Primer paso: buscar un buen lugar (en primera fila, of course, que si no pa’ que íbamos a estar en la cola desde tan pronto). Una vez conseguido esto, ronda de cervezas. ¡Uy, Budweiser! ¡Con lo que me gusta y lo poco que la bebo! Lo que no recordaba yo era lo bien que entraba y el pedo tan tonto que te proporciona a cambio. Antes de que empezara Silvia SuperStar ya me había ventilado la primera. Así que me fui a por otra. Silvia tocó unas seis o siete canciones (a partir de la cuarta ya estábamos planeando mentalmente cómo asesinarla si no dejaba el escenario libre para Fangoria a la voz de ya) acompañada por una enfermera sacada de peli porno que lanzaba las secuencias con un portátil y hacía algunos coros al micro y un guitarrista que llevaba una máscara de lucha libre mexicana que le debió hacer sudar al pobre lo indecible. Y por fin, a las ¡ONCE Y MEDIA DE LA NOCHE! vemos cómo comienzan a cambiar el escenario, a colocar atriles con lamparita y sillas para el cuarteto de cuerda que les iba a acompañar (una, que a veces es muy ingenua, se había llegado a imaginar –no sin cierto horror, todo hay que decirlo- un concierto tranquilito en el que se hubieran adaptado las canciones para los instrumentos de cuerda y que nos esperaba hora y media de sopor y todo el público meneándose al más puro estilo pendular de los componentes de Los Happiness). Y salen Alaska, Nacho, Spunky (que no sé por qué pero cada día me da más morbo) y los dos travestis-bailarinas que les acompañan y comienzan con Voy a perder el miedo. Y yo debí perder el miedo, la vergüenza y el sentido del ridículo porque a partir de ese momento comencé a bailar, botar y cantar de un modo desaforado hasta acabar cubiertita de sudor a la una de la noche, con un considerable pedo, una enorme sonrisa y una gran satisfacción.
MOMENTOS A DESTACAR -Nos trajo locas a todas. Hicimos malabarismos con los móviles para sacarle una foto así como por casualidad. Nos empujábamos para ponernos más cerca. Sí, hubo alguien entre el público que, durante la hora que nos tuvieron esperando, acaparó toda nuestra atención. Acabábamos de llegar y estábamos ya acodadas en las vallas de la primera fila cuando vi que venia directa hacia mí una bollo de las de calidade. Mira, una bollo un poco decente, susurré a mi izquierda cuando comprobé que la muchachuela se había colocado justo al lado mío. Sí, eso te iba a decir yo, me contestaron. Cuando llegaron el resto con las bebidas espirituosas, tardaron nanosegundos en ficharla. Luego la observada se puso unas gafitas la mar de monas y comprendí cuál era su jugada. Vamos, que la muchacha se ha visto las cuatro temporadas de The L Word y se ha aprendido el personaje de Shane al dedillo. Eso sí, esta no estaba tan escuálida y escuchimizada como la actriz con lo cual las exclamaciones de admiración se sucedían sin descanso. Pero nenas, fue a mí a quién le pidió un cigarro (de ilusión también se vive, aysss). -Del concierto en sí no voy a decir nada hasta no ver el de mañana (para el que ya estoy contando los minutos) pero sí que diré que lo de la sección de cuerda fue meramente testimonial durante la primera parte (notándose más en Quiero ser santa) y que luego desapareció sin dejar rastro y sin que nadie les echara de menos… Los chicos se lo curraron pero el petardeo tiene más fuerza...
-Aunque yo ya fui a este concierto de Fangoria hace unos meses, al haber compartido escenario con Pet Shop Boys y ser más corto y, sobre todo, al hecho de que a ese primero fui encabronada, debo admitir que este ha sido en el que mejor me lo he pasado. Porque he estado en primera fila, porque me iba con más gente, porque también hubo momentos para compartir vía móvil, porque los abrazos se producían por generación espontánea y porque no pude despegar la sonrisa de mi cara en toda la noche (ni hoy, que he llegado a la oficina y parecía que había pasado la noche haciendo otra cosa). Sí, sin duda el mejor. Aunque, claro, eso puede que cambie mañana… jijiji |
Yo también voy mañana a un concierto pero "ja mía" lee:
Orquesta Nacional de España
Director: Pablo González
Solista: Juana Guillem, flauta
G. de Olavide: Orbe-Variations
W. A. Mozart: Concierto para flauta en Sol mayor, KV. 313 II
D. del Puerto: Variaciones in memoriam Gonzalo de Olavide (estreno)
L. v. Beethoven: Sinfonía nº 2 en Re mayor, Op. 36
¿cambiamos?
No sé si yo te pondré contar el mío... Zzzz Zzzz Zzzz Zzzzzzzzz
Y lo mejor/peor de todo es que voy porque quiero.
K.