Acabo de batir mi propio record. Las 22 horas del título son las que he sido capaz de dormir casi de un tirón. Desde el viernes a las cuatro de la tarde cuando llegué de trabajar y caí a plomo en la cama (la noche anterior apenas sí había dormido un par de horas) pensando que me iba a echar una inocente siesta hasta las dos de la tarde del día siguiente. Ni hambre ni necesidades fisiológicas ni nada en absoluto me hacían levantarme de la cama. Cada vez que mis ojos se abrían y, por casualidad, se posaban en el reloj sólo podía pensar en que seguía teniendo sueño y que quería seguir durmiendo... Y me daba la vuelta y caía de nuevo en brazos de Morfeo...
Siempre he sido muy marmota pero nunca pensé que podría dormir tanto...
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De mí dicen que duermo mucho y yo les contesto que duermo lo mismo que ellos pero a horas distintas, pero chica nunca he llegado a esos extremos tuyo.