
El sábado pasado iba yo toda pimpina por la estación de cercanías de Méndez Álvaro (iba a mi querida ex ciudad dormitorio para una comida familiar) cuando, al doblar la esquina que separa las escaleras mecánicas del andén, junto a las típicas máquinas de refrescos y snacks, voy y me encuentro con esto que tenéis a vuestra izquierda (vale, la foto no es muy buena pero es que la hice con el móvil y me daba como cosa que la gente me viera hacerle fotos a una máquina). Sin duda, la idea es original pero a la vez es de esas que te hacen preguntarte "¿Cómo no se me ha ocurrido a mí?". Estuve mirando un poco la máquina (estaba averiada, gracias a dios, que si no me veo comprando un libro sólo por probarla). En la parte de la derecha hay una enorme pegatina con unas breves sinopsis de cada libro y los precios iban, en el caso de esta máquina, entre los 6,50 € y los 11 €. Vamos, como en cualquier librería. Lo primero que pensé es que los que comprasen los libros de los estantes más altos iban a recibir un ejemplar maltrecho debido a la altura de la que caen (claro, yo estaba pensando en el funcionamiento de las máquinas habituales de snacks) pero el vídeo de Madrid Directo que Vending Books tiene colgado en su página, se ve cómo una bandeja recoge el libro en el estante en el que esté y lo deposita suavemente en la parte de abajo, listo para que el comprador lo recoja. De todas formas, me quedo con el slogan de la empresa que también viene en cada máquina: "Alimenta tu mente". Pues sí, que ya está bien de tanto refresco y tanta chuche. |
Asombrado me has.
De todos modos la idea no me convence demasiado. Está bien poner las cosas fáciles, pero ¿esto va a fomentar la lectura?
El día que hagan máquinas de libros de segunda mano, ese día me apunto.