Últimamente estoy que me salgo. Creo que me he montado en una montaña rusa y voy de arriba a abajo sin parar. Hay días que soy como Clark Kent: oficinista de día y ente extraño en saraos de la más diversa índole en cuanto cae la noche. Otros sólo tengo ganas de encerrarme en casa y encadenarme a la pata de la cama para no tener que volver a poner un pie en la calle. Y si a eso le unimos que mi espalda ha decidido dolerme en todas y cada una de sus partes... apañada voy.
Y para colmo, en diez días abandono la veintena definitivamente. Arrierita cumplirá 30 tacos no en tan buena forma como le hubiera gustado y con una crisis que la lleva acechando mucho antes de que Solbes pronunciara aquello de una "leve desaceleración".
Eso sí, pienso celebrarlo por todo lo alto, que una no cumple tres décadas todos los días. Los bares de Chueca ya pueden ir haciendo acopio de existencias de Ballantine's porque servidora se ha estado reservando su hígado para esa noche...
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