Versión 3
Vengo de...

Y voy a...

¡Y llego tarde!

El colmo del frikismo

Por si me escribes...

Visualizando


Sober [P!nk]

En el metro voy leyendo...

Y en la mesilla de noche tengo...

La serie que estoy viendo

Cuenta atrás

La diferencia existe
sábado, 31 de marzo de 2007
A menudo pienso que existe una gran diferencia entre la gente que tiene experiencia de la que no la tiene. Y es una diferencia que se puede apreciar a simple vista. Una persona con experiencia tiene dudas, se pone en la piel del otro, es generosa y no suele esperar gran cosa de los demás aunque a su vez les ofrezca todo. Una persona sin experiencia es egoísta y rencorosa, culpa a los demás de sus decisiones y nunca se pondrá en el lugar del otro aunque diga hacerlo porque no lo siente. En lugar de eso se mira el ombligo y piensa que es una víctima. Y lo que es aún peor, piensa que su actitud está justificada porque ya tiene mucha experiencia...

Cuántas vueltas nos hace dar la vida...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:03:00   4 Berrido(s)
Introspección
viernes, 30 de marzo de 2007
Estoy cansada. Vuelvo a tener problemas con las cervicales. En consecuencia también con el estómago. Sólo el saber que llegaré a casa para no hacer nada consigue que el día a día sea más soportable. No hago más que pensar en los días libres de semana santa. Y en los del puente de mayo. No tengo planes para ninguna de esas fechas. Tampoco mi economía me lo permitiría. Pero no me importa. Lo único que quiero es encerrarme durante esos días para hacer limpieza, escribir mucho y no hacer nada, no necesariamente en ese orden.

Estoy en un punto muy similar al que estaba hace un año. Es como si esperase algo. Algo que no tiene por qué aparecer pero que presiento cerca. Pero, mientras, necesito estar a solas conmigo misma. No porque esté mal sino porque después de una carrera intensa todo el mundo necesita recuperarse. Aunque no todos se recuperen del mismo modo. Podría quedar con gente. De hecho lo hago. Y tampoco voy a dejar de hacerlo aunque bien es cierto que a veces me supone un gran esfuerzo salir de casa una vez he entrado en ella.


Como decía una canción de Amaral: Quiero vivir, quiero gritar. Quiero sentir el universo sobre mí. Quiero correr en libertad. Quiero llorar de felicidad...

Sí, quiero sentir. Sé que a veces es doloroso. Lo sé porque lo he visto. Lo sé porque lo he sentido. Pero si no pudiera sentir, ¿qué demonios se supone que hago aquí?

P.D.: El cuento de Isabelita sigue en marcha. Sólo estoy decidiendo qué contar...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:47:00   0 Berrido(s)
Puta memoria
jueves, 29 de marzo de 2007
Últimamente me doy cuenta de que tengo demasiada memoria. Recuerdo demasiadas cosas, hago demasiadas asociaciones entre los recuerdos creando a su vez demasiadas connotaciones en mi cabeza. Del mismo modo, siempre he tenido una asombrosa facilidad para retener entre mis neuronas información absolutamente inútil. Esto es que puedo recitar de carrerilla el reparto entero de cualquier película o escuchar una canción en un bar y apuntar en un momento el título, el nombre del intérprete, el disco en el que estaba incluida, el año que se publicó y, si fue single, en qué orden de aparición lo hizo. De los libros quizá recuerde menos dado que al cabo del año puedo haber leído entre ciento cincuenta y doscientos pero sí sé cuáles he leído y cuáles no (aunque a veces me haya quedado en la Fnac con un ejemplar en la mano dudando si comprarlo o no porque no me acordaba de si lo tenía. Es decir, recordaba haberlo leído pero no si fue por compra mía o por algún tipo de prestamo -amistoso o bibliotecario-). La cuestión es que mi cabeza, al cabo de veintiocho años, se ha convertido en un enorme archivo, sin orden ni concierto, de información a menudo inservible.

Lo curioso es que no tengo la misma capacidad cuando se trata de memorizar algo que realmente me haga falta. La prueba está en que yo estudié letras puras y pese a que me apasiona la lengua, aprenderme las declinaciones de latín y griego se convirtió en una ardua tarea en la que fracasé estrepitosamente. No fui capaz. Igualmente, aunque me encantaría volver a estudiar, no lo hago porque sé que será inútil. Mi memoria no soporta que la obliguen, ella va cogiendo datos del aire, como por osmosis, y sólo coge lo que le apetece, sea el título de una canción, un momento feliz y todo lo que le rodea o algo que dice alguien sin darle mayor importancia.

Es posible que ese desarrollo de memoria se deba a algún tipo de deformación digamos que profesional. Es decir, mi subconsciente va engullendo la información del momento en el que vivo y a pesar de no considerarme especialmente observadora, en la práctica resulto serlo porque al tiempo que vivo la situación voy anotando mentalmente todo aquello que me llama la atención. Apunto tanto los datos materiales como los emocionales y aquellos que se toman un café conmigo pueden pensar a veces que no les estoy prestando atención o que miro demasiado a mi alrededor (esto también es un mecanismo de defensa: servidora ha coleccionado tantas ex que siempre está alerta por si aparecen cuando menos me lo espero) pero posiblemente meses después le pueda decir a alguien la ropa que llevaba puesta, en qué cafetería estábamos, qué tomamos y las cosas que dijimos con una precisión pasmosa.

Cuando estaba en el instituto, en una de las Ferias del Libro que organizábamos vino a darnos una conferencia el escritor José Luis Sampedro (qué poquito podía imaginar yo que años después yo también volvería a aquel recinto a hacer lo propio y ver cómo el temido y gruñón jefe de estudios me pedía que le firmara una de mis novelas con el mismo entusiasmo que una adolescente pidiéndole un autógrafo a Fran Perea). Una de las cosas que dijo y que a mí se me ha quedado grabado con el paso de los años fue la comparación que hacía entre los escritores y las vacas. Según él la vaca está en el prado pastando tranquilamente mientras mira a su alrededor con esos enormes ojos que tiene. La vaca rumia y rumia lo que ve con calma y sin prisas, lo rumia, lo traga y lo regurgita para seguir rumiándolo hasta que finalmente lo traga. Del mismo modo el escritor va observando lo que pasa a su alrededor, lo almacena en su mente, lo analiza, le da vueltas hasta que finalmente lo convierte en un relato escrito...

Pues sí, lo que me faltaba, como no parezco ya una vaquita de por sí, me tenía que parecer también en esto...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:36:00   6 Berrido(s)
De boda
miércoles, 28 de marzo de 2007
Yo soy una de esas personas que proclamaba orgullosa que en toda su edad adulta no había sido invitada a la boda de nadie. La última a la que asistí fue en enero del 92, fijáos si ha llovido desde entonces... La suerte me había acompañado. O eso o tengo los amigos heteros más modernos del mundo que prefieren el concubinato a eso de pasar por vicaría. Ni siquiera familiares, oye. El único que me hacía dudar era mi primo pero al final se acabó comprando el piso con su novia sin firmar más papeles que los que le pidió el banco para formalizar la hipoteca (aunque, la verdad, viendo como ha ido nuestra relación con el paso de los años -de ser casi hermanos a ser casi desconocidos- mejor que no se haya casado porque le hubiera dicho que ese día tenía que actualizar el blog).

Y así estaba yo. Tranquila por no tener que pasar por ese fatídico trago de comprarme unos ropajes que no podría volver a ponerme, desembolsar una cantidad indecente de dinero (¿por qué diablos dirán eso de "te invito a mi boda" en lugar de "vente a ayudarme a pagar el fiestorro"?) y de tener que afrontar con ironía y estoicidad las recurrentes preguntas del resto de invitados interesándose por mi estado civil (cachis, ya no podré utilizar la respuesta de "Cuando me deje el gobierno" a la pregunta de "¿Y tú cuáaaandoooo?").

Pero eso ha cambiado. Porque La Pija, mi querida compañerilla de curro, se nos casa. Se casa por montar el bodorrio porque vamos, después de doce años con su novio de los cuales llevan casi la mitad viviendo juntos, lo de casarse ya es por ponerle la guinda al pastel...

Al principio confié secretamente en que no invitara a la gente del trabajo. La verdad es que si yo me casara ahora no estoy muy segura de si les invitaría. Primero porque yo invitaría sólo a los muy, muy, muy cercanos para hacerlo lo más íntimo posible (malo sería que mi futura e hipotética esposa proviniera de familia numerosa y conociera al otro medio Madrid que no conozco yo) y segundo porque no estoy yo muy segura de que les hiciera especial ilusión verse rodeadas de maricas y bollos por doquier (o a lo mejor sí, pensarían que sería toda una experiencia).

Así que si nada lo remedia a primeros de junio me tendré que disfrazar de niña bien, maquillarme (¡uff, qué horror! Con lo poco que aguanto yo el maquillaje en verano), subirme en un par de tacones (mis pies acaban de encogerse sólo de pensarlo) y a poner una bonita cara de circunstancias entre las únicas seis personas que conoceré de entre doscientos invitados...

Y ya sabéis lo que dicen, cuando entras en el circuito de las bodas ya no puedes salir... Por ahí tengo a un par de parejas gays que también andan amenazando con invitarnos al juzgado. Aunque sobra decir que eso me hace mucha más ilusión, dónde va a parar...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:12:00   6 Berrido(s)
Mi amor secreto
martes, 27 de marzo de 2007
Tengo que admitirlo. Yo, la chica dura, la que reniega del amor, la que jura y perjura que su corazón no volverá a palpitar por nadie... tengo una debilidad... Una debilidad pequeña de tamaño pero muy grande en el fondo... Una debilidad que ha hecho que mi querido Chuchín me olfatee de arriba a abajo en cuanto entre en casa y al darse cuenta de mi infidelidad, me mire ofendido y vaya a llorar a un rincón. Pero es que es taaaan mono y taaaan juguetón y taaaan adorable que no puedo remediarlo. Y en ocasiones como las de hoy, en las que abandona el regazo de su madre para venirse al mío (pues no es listo ni nada, con lo cómodo que estaba sobre mi bolso) se me cae la babita en cantidades industriales... Aysss, que tendrá Pepe...


Qué tendrá que un corto paseo que va de la calle Arenal hasta Chueca nos pararon a su dueña y a mí no menos de cincuenta veces. Y el muy jodío que en cuanto escucha cerca de él un Oooohhhh (leáse con vocecita infantil) se para y espera las consecuentes carantoñas. Pues no le gusta poco que le mimen y sentirse admirado. Y qué espectáculo tratar de subir por la calle Montera y ver cómo las señoritas putas (que diría Jorge Javier) y sus potenciales clientes olvidan sus transacciones para pararse a rascarle las orejas. Impagable, sin duda.

Aysss, Pepe, que tienes enamorada a la bollosfera...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:07:00   10 Berrido(s)
Es la primavera...
lunes, 26 de marzo de 2007
Comienzo el día leyendo esta noticia en el 20 minutos. Y pienso que debe ser cierto. Pero no sólo son las depresiones las que aumentan. Es todo. Todo lo negativo, por supuesto. Mire a donde mire sólo veo desolación a mi alrededor. Desolación, tristeza y desamparo. Y problemas de salud. Y mal rollo. Y situaciones de esas en las que, hagas lo que hagas, sabes que vas a cagarla, incluso si no haces nada. Es como si todo se torciera.

Me paro a pensar en ello. Y me doy cuenta de que es posible que la primavera lo haya intensificado todo pero que es una tónica general. Desde que tengo uso de razón he visto que ocurría lo mismo. Es la vida. No son rachas. La vida es una tarde de tormenta en la que a veces se abre un pequeño claro. Un poco de calma para respirar que significa más por lo que supone que por lo que es.

Yo tampoco me libro. Anoche llamé a mi madre buscando un poco de conversación tranquila, alguien que me escuchara. Pero al final acabamos discutiendo. Y hoy ha estado llamándome todo el día sin que yo llegara a descolgar. Pero supongo que a estas alturas ya debería ir asumiendo que la relación con mi madre nunca acabará de funcionar porque ya salió defectuosa de fábrica. Y ya es un poco tarde como para hacer reclamaciones.
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:34:00   7 Berrido(s)
Y si el miedo... (Fábula moderna por entregas) (IV)
domingo, 25 de marzo de 2007

Isabelita creyó morir. Nuria la había dejado sin una explicación, de repente, sin motivos. Y lo peor no era sólo eso sino que todos aquellos a los que había considerado sus amigos le habían dado la espalda. También sin motivos. Y sabía fehacientemente que a Nuria sí la estaban consolando. La premisa de que siempre produce más pena la persona que es dejada que la persona que deja no se cumplió en absoluto en su caso.

Al mismo tiempo que todo esto ocurría Isabelita se quedó sin trabajo, se le acababa el dinero, su familia también le dio la espalda. Todo se le torcía. Perdía ilusión, perdía motivaciones a cada día que pasaba. El futuro se perfilaba como un nubarrón negro en el horizonte. Y no tenía pinta de despejar.

Sí, esos tres o cuatro amigos de siempre seguían a su lado. Pero también era cierto que tenían sus propias vidas y no podían estar todo el tiempo con ella. Isabelita se sentía sola, abandonada, traicionada por casi todos aquellos que le habían importado: su novia, sus amigos, su familia…

Isabelita no sólo creyó morir. Algo en su interior murió. Notaba que se estaba arrastrando por la vida como una cáscara vacía. Nada le importaba ya. Si seguía era por pura inercia. Dejó de creer en el amor. Dejó de creer incluso en la amistad. Nada tenía sentido ya. Las personas eran crueles por naturaleza y ella no había conseguido aprender a serlo también. Y no creía que pudiera. Seguiría viviendo pero no esperaría nada de nadie.

Por supuesto, renunció al amor. Y salvo a sus tres o cuatro amigos también renunció a la amistad. No creía que pudiera volver a confiar en alguien que no estuviera ya en su vida. Dejó que fuera pasando el tiempo. Encontró un nuevo empleo. Se estabilizó. Y su vida se repartía de casa al trabajo y del trabajo a casa. En ocasiones, nunca muy a menudo, veía a esos pocos amigos. Con el tiempo, con mucho tiempo, comenzó a quedar con algunos conocidos para salir por las noches. Sin embargo, no podía evitar salir corriendo y apartarse en cuanto esa situación se repetía con algo parecido a la asiduidad. No quería encariñarse con nadie. Sabía que no enamorarse era relativamente más fácil de controlar. Cuando alguien trata de seducirte es más obvio y siempre llega el momento en que puedes decir que no. Pero los amigos se van abriendo paso en tu vida sin que te des cuenta. Una copa el sábado, un café entre semana, un par de llamadas, alguna pregunta interesándose sinceramente por cómo estás y sin darte cuenta puedes haber ganado un confidente que se puede convertir en amigo. Isabelita no quería volver a confiar en nadie. No quería que volvieran a traicionarla. Y no quería dar pie a que eso ocurriera. Por eso se negaba. Por eso salía corriendo en cuanto notaba que esos conocidos con los que comenzaba a compartir noches de copas y confidencias la volvían a llamar para la semana siguiente, cuando ellos también se abrían a ella, cuando la incluían en sus planes considerándola como una más. No quería, no quería, no quería… Ya había tenido bastantes decepciones.

Isabelita ya tenía a sus tres o cuatro amigos fieles. Y ya sabemos eso que dicen de que quién tiene un amigo tiene un tesoro. Ella ya tenía los suyos. No quería arriesgarse. Ya no.

Continuará...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:09:00   5 Berrido(s)
Y si el miedo... (Fábula moderna por entregas) (III)
sábado, 24 de marzo de 2007

Pese a todas sus reservas, una noche Isabelita dejó que Nuria la besara. En el momento en que la vio acercarse supo que no había vuelta atrás. Pasara lo que pasara tenía que tirarse a la piscina. Porque sabía que aquello no era un capricho aislado provocado por el engaño de la noche y de las copas. Y de ese modo Isabelita comenzó una nueva relación en su vida. Sin habérselo esperado, sin habérselo propuesto. Surgió así. A pesar de su miedo.

La noticia fue acogida con estupor y risas por parte de la pandilla. Estupor en el caso de Angie, risas en el del resto de las chicas. Pero Isabelita estaba llena de incertidumbre, de dudas… de miedos, sobre todo de miedos. Aún sentía algo por Angie y había visto que ante la noticia de la nueva relación, ésta no sólo seguía haciendo de las suyas sino que había intensificado sus numeritos. Y eso la desconcertaba.

Pronto pudo dejar todo eso a un lado. Nuria se convirtió en la novia perfecta. Era atenta, cariñosa, detallista, siempre pendiente de ella. Se veían casi a diario. Salían mucho con la pandilla o bien se quedaban en casa haciendo el amor con una pasión desmedida. Isabelita comenzó a olvidarse de Angie y de sus juegos aunque estos persistían. Estaba rozando la felicidad de tal modo que casi podía cogerla con ambas manos. Nunca había sentido algo parecido con ninguna de sus otras parejas. Fue como un huracán que arrasó con todo. Isabelita creyó que había llegado su momento. Por fin había llegado aquello que había esperado durante tanto tiempo. Todo lo por lo que había pasado antes, la traición, las lágrimas, el dolor, todo eso había valido la pena si se trataba del camino necesario para llegar hasta Nuria.

Los primeros meses fueron como meterse de lleno en una comedia romántica en la que todo sale bien. Isabelita no podía creerlo. Se enamoró de Nuria de un modo ciego e irracional. Y Nuria era tan buena y la trataba tan bien. Y quería tanto a Isabelita… Todo era un sueño. Un sueño del que Isabelita no quería despertar nunca.

Pero (siempre hay un pero en estas historias) el sueño no podía durar para siempre. Un día, de repente, sin aviso previo, sin algo que a Isabelita le hiciera sospechar, Nuria cambió. Pasó de ser la perfecta novia a la perfecta desconocida. Apenas hablaba, se comportaba de un modo extraño y huidizo, dejó de besar a Isabelita. Dejó hasta de hacer el amor con ella. Isabelita no sabía a qué podía deberse esa metamorfosis. Le preguntó a Nuria en innumerables ocasiones qué le pasaba. La invariable respuesta de Nuria era un no me pasa nada que a Isabelita comenzó a herirla en lo más hondo. Porque era obvio que le pasaba algo. Comenzó a culparse a sí misma de la actitud de su pareja. Tenía que ser culpa suya. Algo debía haber hecho para que Nuria la castigase de ese modo. El sueño entonces se empezó a convertir en pesadilla.

Por aquel entonces surgió la propuesta de que toda la pandilla se reuniera en una casa rural lejos de la ciudad con motivo de la celebración del cumpleaños de una de las chicas. El viaje se perfilaba como cuatro días de asueto en el campo para comer, beber y pasarlo bien en compañía de ese grupo con el que parecía existir tanta unión. Isabelita y Nuria aceptaron como todas. Y emprendieron el camino hasta la casa.

Durante el viaje pareció resurgir algo de la complicidad perdida entre ellas. Pero nada más llegar allí se hizo patente la irreparable brecha que se había abierto entre ambas. A partir del segundo día, Nuria dejó de hablar a Isabelita. Sin motivos, sin razones, sin haber discutido. Así, sin más. Y de las tres noches que pasaron allí, sólo la primera durmieron juntas en la misma cama.

Todos los que con ellos fueron se dieron cuenta de lo que pasaba. Había más parejas aparte de la de ellas dos y ninguna entendía el súbito cambio de actitud de Nuria. Con aquellas con las que Isabelita tenía más confianza intentó desahogarse, contarle sus temores y miedos y su estupefacción ante el comportamiento de su novia. Todas, sin excepción, le dijeron que era incomprensible.

A la vuelta la ruptura era algo tan obvio que casi no hacía falta decirlo en voz alta. Pero lo peor es que Nuria se negaba en banda a hablar. Ya lo daba por perdido pero no daba ningún motivo para justificar su decisión. Cuando hicieron un alto en el camino para tomar algo y despedirse, algunas personas abrazaron a Isabelita y le dijeron que ya la llamarían para ver como estaba. Cuando Isabelita y Nuria volvieron a la ciudad todo había terminado entre ellas.

Nuria nunca le dio una explicación a Isabelita. Y ninguno de sus amigos y amigas la llamaron jamás para ver cómo estaba.

Continuará...

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:11:00   2 Berrido(s)
Ciudad de contrastes
viernes, 23 de marzo de 2007
Te levantas por la mañana con el tiempo justo de enfundarte en los vaqueros, engullir un Actimel a falta de otro alimento, lavarte los dientes, la cara y salir pitando a trabajar. De camino al metro aún te estás quitando las legañas y tratando de apartar el sopor con un cigarrillo. De repente, antes de cruzar la calle en dirección a la boca del metro te encuentras con esto en una marquesina de autobús...


...y te paras, retrocedes, te la quedas mirando, te despiertas del todo y esbozas tu ya clásica media sonrisa irónica (da igual que tu madre sea dos años más joven que ella, al fin y al cabo Madonna sólo es una mera fantasía).

Pero luego, a media mañana, sales de la oficina para ir a desayunar, compras el periódico como todos los viernes y te encuentras con esto...


Últimamente no hago más que pensar que el mundo y la vida, tanto a pequeña como a gran escala, no es más que una bomba de relojería con el contador en su recta final... Y yo estoy cansada de las explosiones...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:45:00   5 Berrido(s)
Inesperado
jueves, 22 de marzo de 2007
Casi tres meses después de mandar la carta. Cuando ya me había resignado tras muchas tardes esperando encontrarme en el buzón el aviso de llegada en vano. Cuando casi daba por hecho que era un timo o que Las Ratas se habían apropiado de él... Ha llegado...


... este bonito mp4 de 1gb, con entrada para dos auriculares, correa, funda y un montón de merchandising de Alex Lumbago que acabaré subastando en eBay...

Ordenador conectado a Internet, un mp3 y un mp4, cámara de fotos digital, dos televisores y dos reproductores de dvd (tres si contamos el viejo que está guardado en su caja por inútil), móvil con cámara, PS2, Nintendo DS Lite... Me paso la vida enredada entre cables y botones y pegada a una pantalla... Y sigo pensando que esa frase tan manida de que cuantos más cacharros para mejorar nuestra vida y nuestra comunicación, más rápido descendemos en nuetra evolución se hace más cierta cada día que pasa. Pronto ya no seremos personas sino humanoides reforzados a base de implantes digitales y chips de memoria...

Sólo espero que no se acuerden de mí ya los del otro concurso que gané...

P.D.: Que sí, que ya lo sé... El cuento continuará mañana... I promise... (A menos que me pase algo raro lo cual, viniendo de mí, no sería de extrañar).
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 20:11:00   9 Berrido(s)
Es lo que tiene
miércoles, 21 de marzo de 2007
Extracto de una conversación mantenida esta tarde en un salón de té oriental en el centro de Madrid entre Arrierita y una amiga.

-Arrierita: No sé, últimamente me da la sensación de que cada vez vivimos las cosas en mucho menos tiempo y quizá con demasiada intensidad.

-Amiga: No es que sea una tónica general, es que ahora sentimos que nos queda menos tiempo y tendemos a vivirlo todo de golpe y muy deprisa, de ahí que lo sintamos como más intenso.

-Arrierita: Sí, supongo que lo que antes llevaba años ahora lo experimentamos en pocos meses...


Pero creo que tanta intensidad no puede ser buena. Porque luego corres el riesgo de perderlo todo en un momento. A veces el mundo gira tan deprisa que me dan muchas ganas de bajarme...

P.D.: Mañana continúo con el cuento. Que ya es muy tarde para ponerme a retocar la parte de hoy... Felices sueños.
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:33:00   6 Berrido(s)
Y si el miedo... (Fábula moderna por entregas) (II)
martes, 20 de marzo de 2007

Isabelita cumplió veinticinco años. No era todo lo feliz que pensó que podía ser pero tampoco le iba mal del todo. Había cumplido algunos sueños y poseía algo que para ella era más valioso que cualquier otra cosa: amigos, buenos amigos. Aunque bien es cierto que nunca había faltado gente a su alrededor y que no todos habían permanecido, sí que contaba con varias personas que le habían demostrado su fidelidad a lo largo de los años. Sus grandes amigos, su familia elegida, tres o cuatro personas que lo eran todo para ella y que aunque pudieran pasar temporadas sin verse, al hacerlo era como si no hubiera pasado el tiempo. E Isabelita se sabía afortunada por ello.

Por aquél entonces nuestra protagonista se movía con una divertida pandilla de chicas. Todas ellas eran guapas y atractivas, modernas y con una buena cuenta corriente, tan modernas y cool como cualquier pandilla de una serie de Showtime. A algunas de ellas Isabelita sólo las conocía desde hacía uno o dos años, a otras desde casi la adolescencia. Ella y sus amigas salían mucho. Apuraban las noches hasta el amanecer entre risas y confidencias. Hacían fiestas en la casa de Isabelita o en las de cualquiera de la pandilla. Conocían gente nueva constantemente y se lo pasaban bien. Isabelita pensaba que estaba en el buen camino.

Pero había algo que en ocasiones ensombrecía su ánimo. Y es que Isabelita estaba secretamente enamorada de una de las chicas de la pandilla. Aunque lo de secretamente no es del todo cierto porque era un secreto a voces. No había nadie en la pandilla que no supiera de la debilidad de Isabelita por esa chica, incluyendo a la chica en cuestión, a la que llamaremos Angie por aquello de no despistar demasiado a quienes leen.

Las malas experiencias que Isabelita ya había tenido le impedían decirle a Angie lo que sentía por ella. Su inseguridad había crecido sin que se hubiera dado cuenta y en aquel momento se sentía tan poca cosa, tan insignificante junto a Angie, que no podía abrir la boca y se limitaba a ser lo único que sabía ser, una amiga. Una simple amiga.

Pero Angie, sabedora de los sentimientos de Isabelita, lejos de actuar con la condescendencia que cabría esperar de alguien que, justamente por no corresponder en los sentimientos, no desea hacer más daño del que la situación la obliga de por sí, se dedicaba a jugar con Isabelita. Esta era el inocente ratoncillo y Angie la taimada gatita que se divertía a su costa, mareándola sin acabar de darle el zarpazo final que la apartara de ella.

Y así transcurría el tiempo. Isabelita seguía viendo a sus amigas, seguía saliendo por las noches y seguía asistiendo atónita a los juegos de Angie que, aunque cada vez más desquiciantes, no era capaz de parar. Quién sabe cuánto tiempo podría haber durado esa situación. Isabelita no podía evitar sentir lo que sentía y Angie no debía sentirse capaz de dejar de jugar con ella.

Todo empezó a cambiar el día en que Nuria, otra chica de la pandilla que había pasado los últimos meses alejada de ella por una relación tan trágica como absorbente, volvió a acompañarlas en sus noches de fiesta. Aunque Isabelita ya la conocía, apenas sí había reparado en ella en las ocasiones en que habían coincidido, de tan hipnotizada como había estado por Angie. Nuria era una muchacha con cara de buena persona, seria y callada pero no por ello menos cercana y afable. Si a Isabelita le hubieran dicho que se acabaría enamorando de ella no lo habría creído. Nuria le caía bien pero no se parecía en nada a las mujeres por las que se sentía atraída. Por eso cuando notó que Nuria se había fijado en ella y que trataba de seducirla sin rodeos ni juegos innecesarios, prefirió ignorarla y comprendió por qué había aguantado tanto tiempo la actitud infantil de Angie con ella. El miedo había anidado en Isabelita. Un miedo atroz a pasarlo mal, a sufrir por amor, a verse de nuevo abandonada y engañada la había llevado a preferir lo intangible pero seguro, un juego con reglas ya delimitadas tácitamente por ambas partes y que nunca conduciría a nada en detrimento de la posibilidad de arriesgarse de nuevo y apostar por lo desconocido.

Continuará...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:20:00   2 Berrido(s)
Y si el miedo... (Fábula moderna por entregas) (I)
lunes, 19 de marzo de 2007

Cuando somos pequeños tenemos miedo a la oscuridad, a quedarnos solos, a los perros que pasean por la calle tirando de sus dueños con la correa. Creemos en brujas y fantasmas, el interior del armario nos parece más aterrador que la más tenebrosa de las cuevas y preferimos no saber qué hay debajo de la cama. Y, aunque siendo adultos, estos miedos nos parezcan absurdos, en el fondo tienen mucha más lógica que todos con los que acarreamos después.

Cada uno de nosotros tenemos miedos y temores. Muchas fobias y razones sobre las que encaramarnos para justificar nuestros actos más absurdos. La mayoría de esas razones son ilógicas e irracionales pero no nos importa porque creemos que estamos en todo nuestro derecho de esgrimirlas si así conseguimos calmar la angustia que nos produce el miedo.

Esta es una historia de miedo. De los miedos de hoy en día. No hay brujas ni fantasmas ni monstruos en el armario (todos han salido ya de él). Tampoco hay buenos ni malos, aunque pueda parecerlo a primera vista. Todos son víctimas. Víctimas del miedo.

Nuestra protagonista se llama Isabelita. No porque ese sea su verdadero nombre sino porque ese era el que sus abuelos maternos le quisieron poner antes de que sus padres se decidieran por otro mucho más moderno y sonoro. Isabelita había sido una joven entusiasta y vital, una de esas muchachas siempre activas a las que te encontrabas metida en mil y una actividades. Todo lo que hacía lo llevaba a cabo con una pasión y entrega desmedidas y en raras ocasiones una amplia sonrisa abandonaba su rostro. Como la de muchos y muchas, su vida no había sido fácil pero no solía detenerse mucho a pensar en lo que había pasado. Más bien al contrario, agradecía haber luchado y sufrido tanto porque eso le había enseñado a ser más fuerte. No se enorgullecía de ello porque a su alrededor había personas que le recordaban constantemente que no había héroes sino que todos eran luchadores de una misma batalla.

Isabelita era joven y le gustaba divertirse. Se enamoraba sin miedo a sufrir. Aunque luego lo hiciera, aunque algunas personas, tanto amigos como parejas, la hirieran, pensaba que bien valía la pena pasar por ello porque eso sólo vendría a demostrar que estaba viva. Y a ella le gustaba sentirse viva. Le apasionaba sentir que pese a que la vida era un lugar de paso, ella no se quedaba sentada viéndola pasar sino que procuraba no perder la oportunidad de sentir cada minuto.

Pero el tiempo fue pasando y puso a prueba la entereza de Isabelita. El dolor se fue haciendo un hueco dentro de ella y cada vez resultaba más complicado hacerlo marchar. Aún así, Isabelita no cejaba en su empeño de ser feliz. A su modo lo era. Era feliz pensando que algún día lo sería. Pero empezaba a resultarle más difícil que antes mantener la sonrisa en sus labios. Y mucho más duro mantener su ilusión intacta.

Continuará...

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:35:00   3 Berrido(s)
La culpa de todo la tiene la televisión
domingo, 18 de marzo de 2007

Dos temporadas de Sexo en Nueva York después…

La apatía menstrual y el dolor atroz que la ha acompañado me han encadenado durante todo el fin de semana a mi sofá. Últimamente mi vida social pasa del Nueva York de Ross, Monica, Rachel, Phoebe, Chandler y Joey al de Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte. Ocasionalmente también veo a Shane, Bette, Jenny, Tina, Helena y el resto de bollos fashion de West Hollywood. Y hace mucho que no visito la isla de Jack, Kate, Sawyer y los demás perdidos pero supongo que lo haré en breve.

En mi próxima reencarnación quiero ser la protagonista de una serie de televisión. Allí nunca hay problemas para pagar el alquiler o encontrar un ligue para pasar la noche. Incluso cuando los hay siempre se acaban resolviendo y la historia termina con un gran abrazo. Allí todos son guapos y atractivos, inteligentes e ingeniosos, estupendos amigos y grandes amantes. Y de vez en cuando hasta se enamoran.

Cuánto daño hace la televisión… Y mientras tanto yo me entretengo explotando plástico de burbujitas...

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:51:00   7 Berrido(s)
Cosas que pasan
sábado, 17 de marzo de 2007
Dicen que la confianza se gana con el tiempo. Pero resulta curioso que a veces tuvieras más confianza con una persona al poco de conocerla que cuando ha transcurrido el tiempo y has pasado junto a ella tantas cosas buenas y malas. Aunque supongo que todo se reduce principalmente a que yo soy gilipollas.
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:05:00   8 Berrido(s)
Viernes ¿por fin?
viernes, 16 de marzo de 2007
Las semanas transcurren rápidamente. Me he quedado atrapada en una espiral sin sentido en la que todos los días se parecen entre sí y cuya única distinción es sí hay o no madrugón. Y lo peor es que pasan los días y yo no hago gran cosa. Mi casa es mi castillo pero en cuanto cae la tarde recojo los puentes levadizos y no entra ni sale nadie.

Cuando es lunes la perspectiva del fin de semana aún lejano te anima a hacer planes. Pero según se va acercando los planes se desinflan al mismo ritmo al que lo hace tu ánimo. Llevo todo el día declinando proposiciones para ir a Chueca, para ir a una de esas fiestas privadas en las que tu nombre tiene que estar en lista de puerta si quieres pasar, para ir al Retiro a hacer quedada perruna (¿no se suponía que las lesbianas éramos más de tener gato?)... Pero no. Creo que me voy a ayudar de la química y a meterme en la cama. Aunque aún no hayan dado las diez de la noche. Total, para lo que hay que hacer/ver/pensar...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:39:00   3 Berrido(s)
Proceso creativo nulo
jueves, 15 de marzo de 2007
Un párrafo. Doce líneas. Eso es lo que he avanzado en los últimos tres meses. Lo que se supone que es el germen, la semilla de mi próxima novela, la que cierre de una vez esa trilogía en la que me embarqué casi sin darme cuenta y que ahora no tengo muy claro cómo terminar. No tengo título (y yo soy de las que necesita un título para centrarme y saber hacia dónde voy), no sé qué hacer con las protagonistas (no quiero un mal final pero tampoco uno de cuento de hadas), no sé qué hacer con las tramas secundarias... Todo es un lío. Y vale, sé que luego me encerraré un mes antes de la fecha de entrega y lo escribiré a trancas y barrancas pero no sé si será lo mejor. Por una vez me gustaría acabarlo con tiempo, como antes, como he hecho siempre. Tiempo para darle vueltas, para reposar las frases y las historias. Para que incluso alguien lo pueda leer y darme su opinión en exclusiva.

Sé que podría basarme en todas las historias que he visto durante el último año (ya me lo han sugerido) y supongo que retazos de ellas se me escaparan por entre las páginas de la nueva novela (es inevitable). Sin embargo, como es el punto final de una trilogía hace que cada vez tenga las manos y los pies más atados. Y, de todas formas, para las que me han sugerido que coja esas cosas de la realidad más reciente, tranquilas, ya habrá tiempo... je je je

Hasta ayer estaba tranquila. Pese a saber que sobre determinada fecha tendría que tener la novela terminada, todavía no tenía la certeza pendiendo otra vez sobre mi cabeza como la espada de Damocles. Y ahora me vuelve a pasar como hace un año. Pienso: Bah, aún tengo cuatro meses y medio en lugar de Sólo tengo cuatro meses y medio. Y al final me pillará el toro. Como si lo viera. Y mientras tanto, esto es lo único que tengo:

Ruth despierta. Abre los ojos. Trata de adaptarlos a la penumbra de la habitación en la que se encuentra. Durante un segundo su mente no registra ningún pensamiento. Tan solo es un despertar más. Una resaca más. Una sensación de desconcierto ya conocida. Al instante siguiente una oleada de imágenes inunda su cabeza como una incesante moviola. Cierra los ojos. (…) Vuelve a abrir los ojos. Se pregunta cuáles de esas instantáneas que reproduce su recuerdo pertenecen a la realidad y cuáles a su imaginación. Al escaso tiempo de sueño que ha tenido. Sacude la cabeza como si así pudiera conseguir expulsarlas de su pensamiento. Se incorpora. Al hacerlo oye un gemido. Se gira para descubrir en la otra punta de la cama, una cama que ahora parece mucho más grande de lo que recordaba, un bulto que se revuelve agitadamente entre sueños. Como si fuera un ladrón que quiere escapar del lugar del crimen, Ruth se levanta, va recogiendo su ropa desperdigada por el suelo y comienza a vestirse. Sale de la habitación y, sin hacer ruido, cierra la puerta tras de sí.

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 19:39:00   6 Berrido(s)
Stand by
miércoles, 14 de marzo de 2007
Esta mañana, mientras mis fontanerillos se repartían las órdenes de trabajo, uno de ellos, que merodeaba cerca de mi mesa, se ha dirigido a mí:

-Fontanerillo: ¿Y tú cómo estás, Arrierita? Que últimamente no dices nada...
-Arrierita (apartando la mirada de los papeles y el monitor con cara de desorientación): Aps... Pues no sé... Últimamente estoy un poco como en stand by...
-Fontanerillo: Stand by-hace una pausa-.Te entiendo perfectamente-dice antes de girarse y alejarse de mi mesa.

Tengo tanto curro que no puedo ni pensar. Me he vuelto tan formal y carente de vicios que no me reconozco. Estoy haciendo otra vez horas extras (y encima teniendo que ver cómo La Pija, delante de mí, se alisa el pelo con una plancha eléctrica. Y que luego me digan que yo trabajaba poco...). Me he encontrado en el metro con una de las miembras del Comando de Bolleras Desalmadas (en concreto la novia de la petarda que me regaló a Chuchín Infernal) y ha apartado la mirada de mí como si le hubieran dado una descarga eléctrica. Me han comunicado que quieren el final de la trilogía en septiembre en la calle o sea que de nuevo mi fecha de entrega es el 1 de agosto. Y yo sigo sin titulo, sin ideas y sin ganas de escribir.

Sigo con mi gimnasio, sigo con mi régimen, sigo con mis horarios de sueño normales. Ni me acerco al messenger. A las once estoy en la cama. A las seis y media estoy en pie. Veo las noticias de la mañana mientras desayuno. Antes de salir por la puerta miro hacia el espejo y le pregunto a la tía que veo en él qué coño ha hecho con Arrierita...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:39:00   7 Berrido(s)
Derecho a equivocarse
martes, 13 de marzo de 2007

Hace ya casi una década cayó en mis manos un libro de una, todavía por entonces, desconocida Lucía Etxebarría. El libro era Beatriz y los cuerpos celestes y quizá por el momento en el que me pilló o quizá porque tenía más o menos la misma edad que la protagonista en la mayor parte de la narración o quizá, lo más seguro, porque me sentía identificada con lo que contaba casi por completo, fue un libro que me caló hondo. Un libro que me he releído todos los años al menos una vez y que, pese a todo, me sigue gustando (cosa que no puedo decir de las siguientes obras de esta autora).

A consecuencia de habérmelo leído tantas veces hay pasajes que a menudo me vienen a la memoria, como este: Nunca he tenido derecho a las preguntas, ni a las respuestas ni a las explicaciones de ningún tipo. Ralph me pilló preparada, acostumbrada a acatar las decisiones ajenas sin discutirlas ni cuestionarlas, a dar por buenos comportamientos absurdos sin preguntar, sin exigir, sin reclamar, a creerme que yo no merecía ser querida, ni respetada, ni aceptada.

Cuando leí este párrafo sentí que podría haberlo escrito yo (junto con otro buen puñado de los que había a lo largo de la novela) porque eso era exactamente lo que yo sentía, que yo nunca tenía derecho a nada. Aunque pensé que bien podía albergar ese sentimiento por estar todavía asistiendo a los últimos coletazos de mi adolescencia, esa fantástica época en la que sentirse incomprendida es el pan nuestro de cada día. Pero no. El paso de los años me ha ido dando bofetada tras bofetada y el sentimiento es el mismo. Que yo no tengo derecho a preguntas, ni a explicaciones, que a mí no se me permiten comportamientos que en los demás pasan por normales y cotidianos, que un mismo hecho puede ser respetable y comprensible en otra persona pero intolerable en mí.

Muchas veces me he preguntado qué diferencia hay entre las personas para que ante unas mismas circunstancias unos salgan inmunes y a otros se les critique sin piedad. A simple vista puede parecer que ninguna pero por fuerza tiene que haberla para que haya gente que no sufra las consecuencias que otros sí sufren. Pero es algo que me intriga. Es como lo de mis ex compañeros de piso. Mi madre, cuando estuvo aquí, me decía que les tenía que haber dicho esto o aquello. Y yo le decía que se lo había dicho, a menudo incluso empleando las mismas palabras. Y mi madre tampoco les dijo nada que no les hubiera dicho yo antes. Pero los resultados fueron distintos con una que con otra. O, por ejemplo, siempre me he preguntado por qué hay gente con tanta facilidad para enfadarse, montar un pollo y que todo el mundo a su alrededor lo pase por alto pero luego, si yo me mosqueo o me atrevo a discrepar de la opinión general, se pone el grito en el cielo y me echan a los perros…

Son tantos ejemplos a lo largo de los años que podría empezar y no acabar. Pero el problema es que estoy ya harta. Estoy harta del doble rasero, de la ley del embudo (pa’ ti lo ancho y pa’ mí lo agudo) y de la hipocresía. De que unos tengan más derechos que otros. De que si unos se rayan por lo que sea, estén en todo su derecho pero que si lo hago yo es que estoy sacando las cosas de quicio. Estoy cansada de tener que andar justificándome y dando explicaciones cuando a mí nadie me las da. Estoy cansada de salir siempre perdiendo.

En la vida sólo tengo dos máximas: Vive y deja vivir y No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti pero ya estoy empezando a ver que no sirven absolutamente para nada…

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 20:40:00   7 Berrido(s)
Un año más
lunes, 12 de marzo de 2007
Eso es lo que tengo a partir de hoy en mi piso. Y será el noveno ya. A lo tonto, a lo tonto, esta va a ser la casa en la que más tiempo he permanecido. Quizá sea lo único que ha habido estable en mi vida, pese a las mareas y marejadas en forma de compañeros de piso e insoportables de todas las calañas. Mi casa y, para ser más concreta, mi habitación, han sido mi refugio en los peores momentos. Nunca me ha costado estar sola. Nunca me ha asustado. Supongo que por muy sociable que pueda resultar de cara a los demás, la soledad es mi estado natural, en el que mejor me desenvuelvo. Sobre todo cuando es una soledad que ha sido elegida por mí. Aunque la otra, la forzada y forzosa, también la he probado en muchas ocasiones. Porque el que me dejen sola también ha sido otra de las constantes en mi vida... Pero una se acostumbra a todo.

El casero ha intentado subirme más de lo que yo esperaba. Pero le explicado mis nuevas circunstancias y, aunque a regañadientes, ha aceptado. Al menos durante este año...

Al final me veo emparejándome para seguir viviendo aquí...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 20:43:00   6 Berrido(s)
Hace un año... Y hoy...
domingo, 11 de marzo de 2007

Todos sabemos lo que pasó hace tres años. No hace falta hacer memoria. Además, tampoco dejan que el recuerdo se vaya alejando con el paso del tiempo sino que con cada aniversario vuelven a poner el puñal en la herida de muchos.

Sin embargo durante todo el último año esta fecha se había transformado en mi cabeza en un recordatorio feliz. Y es que hoy hace un año de la noche en que cuatro desconocidas se encontraron en una angosta plaza del centro de Madrid. Un encuentro aparentemente casual, puntual y sin mayor trascendencia que la de pasar el rato.

En muchas ocasiones durante todo este tiempo me he preguntado qué habría pasado, cómo se hubiera desarrollado mi vida desde entonces si yo me hubiera quedado en casa como tenía previsto. O si, finalmente, hubiera decidido marcharme a mitad de la noche con un amigo que estaba esperándome en otro bar de Chueca.

Hace un año yo estaba en el tramo final de un largo túnel que había venido atravesando. Un túnel del que salí aquella noche casi sin darme cuenta siendo de nuevo un lienzo en blanco. Un lienzo en blanco porque yo me había ocupado en tapar los garabatos y machones con pintura blanca para hacerme creer que empezaba de cero, que nada de lo que había ocurrido en el pasado importaba realmente, que las cosas empezaban de nuevo, que yo era otra, alguien distinto, alguien a quien el pasado ya no perseguía para alcanzarla.

La noche de hace un año ahora se me representa muy lejana en mi recuerdo. Todo el tiempo transcurrido no se me ha pasado volando. Más bien al contrario, parece que ha pasado mucho más del que marca el calendario. Lo que sí es cierto es que hoy no soy la misma persona que era entonces. Y es una de las pocas veces en las que noto como palpable el cambio operado en mí. Reconstruyo mentalmente mi imagen aquella noche. Arrierita sentada en las escaleras de la boca de metro, fumando un cigarrillo, esperando. Una Arrierita despreocupada, sin más problemas que un cansancio inexplicable que la acompañaba a donde fuera. Una Arrierita bien distinta de la que ahora está escribiendo estas líneas. Distinta para bien y para mal.

Y sí, aquella noche del 11 al 12 de marzo de 2006 fue uno de esos extraños momentos en los que un hecho, aparentemente sin importancia, cambia el rumbo de tu vida. Ni sé ni, francamente, me importa si mi vida hubiera sido mejor o peor de no haber acudido esa noche. Sí que sé, en cambio, que hubiera sido totalmente distinta. Porque muy pocas veces dejo que unas personas entren tan a fondo en mi vida. Muy pocas veces siento las cosas que sentí durante este año. Del mismo modo que sé que será muy difícil que ciertas cosas vuelvan a repetirse por mucho tiempo que pase. Es una pena ser tan nostálgica. Siempre he sabido que se acabaría convirtiendo en mi principal defecto.

Primero fue expectación. Luego fue incertidumbre. ¿Y ahora...?

Not ready to make nice - Dixie Chicks

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Cómo hoy las otras tres implicadas en el recuerdo andaban o bien fuera de Madrid o bien con otros planes, he pasado el día en el Retiro con otras tres que también fueron desconocidas en algún momento de este año y que poquito a poco también se han ido ganando un huequito en mi día a día. Hemos tomado el sol y hemos jugado con los perros. Hemos comido chuches y hemos hecho fotos. Y luego nos hemos venido a mi casa sin inquilinos molestos para comer. En la comida se nos ha unido una personita más. Y hemos pasado la sobremesa jugando al Trivial (y he ganado en las dos partidas y con dos equipos distintos, eso debería significar algo, ¿no? Jur jur), viendo el último concierto de Madonna (momento supermegabollo cuando se viste de Tony Manero) y otro de Anastacia (“Pero qué tetas tiene”, ha exclamado otra personita) hasta casi las ocho de la tarde…

Pues no, al final no se ha torcido el fin de semana…

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:00:00   6 Berrido(s)
Una tarde en el teatro/Extraño silogismo
sábado, 10 de marzo de 2007
Me estoy volviendo demasiado formal. Hago la compra. Limpio el piso. Me acuesto un viernes a medianoche y el sábado me levanto a las diez (¡Yo! ¡Un sábado! ¡A las diez de la mañana!). Y, como hoy comía en casa de mis abuelos, en lugar de llegar a las tres y pico, con la mesa ya puesta, he llegado con tiempo, tranquilamente.

La razón principal por la que hoy comía con mis abuelos es que hoy mi abuela estrenaba la obra de teatro que todos los años presenta por el 8 de marzo la Casa de la Mujer de la ciudad dormitorio que años ha me vio crecer. Y a mí me divierte sobremanera ver cómo mi abuela se codea con sus profesoras de teatro (más bollos que yo) y cómo participa en obras en las que, bajo un contenido pseudofeminista y casi marujil, siempre hay espacio para algún que otro guiño lésbico que me hace retorcerme desde el patio de butacas.

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Hace mucho tiempo te hicieron daño. Tanto daño en un momento tan malo que creiste que no podrías superarlo. Lo hiciste pero también juraste y perjuraste que si algún día te volvías a encontrar en una situación parecida, no esperarías al desenlace sino que serías asertiva y tomarías tus decisiones antes de que fuera demasiado tarde.

Las circunstancias que se dan ahora no son exactamente las mismas que se dieron en ese tiempo pretérito. Pero sabes que las consecuencias pueden serlo. Lo sabes con una certeza tan absoluta que casi te asusta. Y no quieres sufrir. No quieres que te hagan daño. Porque sabes que en esta ocasión el dolor sería lacerante. Y hay cosas que a estas alturas no puedes permitirte.

Por eso vas a salir corriendo. Porque la opción de quedarte esperando a ver qué pasa se inclina más a ser descartada a cada minuto que pasa. Ya no le ves sentido. Todo se acaba siempre... Y siempre se acaba mal...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:00:00   6 Berrido(s)
Mala suerte
viernes, 9 de marzo de 2007
Hace dos meses me llamaron para decirme que había sido una de las ganadoras de un concurso para conocer a Nena Daconte. Aunque me gusta su música bastante no soy el tipo de friki que se muera por conocer en persona a nadie. De todas formas, nunca más se supo del concurso.

Hace tres meses gané un mp4, esta vez directamente, sin concurso ni sorteos, en la revista de los Cuarenta Criminales. Hice todo lo que tenía que hacer y esperé. Y esperé. Y seguí esperando. El mp4 no ha llegado. Y, aunque sospecho que lo pudiera haber traído un mensajero cuando yo no estaba y habérselo quedado las Ratas, lo más seguro es que nunca me lo enviaran.

Supongo que debería asumir que suerte, lo que se dice suerte (en el azar, con la gente, en la vida) no tengo aunque a veces las circunstancias me hagan creer que sí.

Menos mal que todavía miro a mi alrededor en MI piso y se me dibuja una sonrisa tontuna en la cara...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:14:00   1 Berrido(s)
Amigos, colegas y conocidos.
jueves, 8 de marzo de 2007
Hoy, por fin, tras casi dos meses y medio, he acabado de ver la serie de Friends completa. Si bien cuando iba por la temporada tres o cuatro dije aquí que me había dado cuenta de que no me gustaba y que si la tenía tan arraigada era porque era uno de tantos referentes que vengo arrastrando desde la adolescencia, hoy no es que haya cambiado de opinión pero sí que matizo lo que dije. Lo matizo porque en aquel momento estaba condicionada por la situación que estaba viviendo en mi propio piso, nada que ver con las sonrisas de los seis amigos de Manhattan y cualquier cosa que me hiciera ver la mierda que tenía al final del pasillo de mi propia casa me cabreaba.

Ahora que ya he acabado de verlo y puedo opinar de un modo global... pues mira, no es tan mala como llegué a pensar. Es irreal, qué duda cabe (¡ja! Como si alguna serie, película, libro, etc. no lo fuera...) pero es entretenida, es lógica dentro de su absurdez y las cosas al final han encajado. Me dijo JM hace tiempo que a él el final le pareció el esperado pero que fue decepcionante. Para mí también ha sido un final esperado pero no me ha decepcionado en absoluto. Era lo que tenía que pasar y no podía acabar de otro modo si quería ser coherente con la historia que habían venido contando durante los últimos diez años. Y me ha dado hasta un poco de penita (incluso se me ha escapado una imperceptible lagrimita) en las últimas imágenes, sabiendo que ya no podría darle al botón del siguiente capítulo ni cambiar el disco por el de la siguiente temporada. Que ya no habría más. Y hasta me han dado ganas de volvérmela a ver otra vez desde el principio (que no lo haré, tranquil@s, que tengo aún muchas series y pelis por ver).

En lo que sigo pensando igual es en el daño que la serie ha hecho en el imaginario colectivo. El daño en lo que se refiere a querer tener en la vida real un grupo de amigos tan unido como el de la ficción. Y yo de amistad sé un poco. Y quizá he experimentado más de lo que yo quisiera.

En un libro que tengo acerca de las características de los signos del zodíaco dicen que los Acuario cometemos el error de calificar de amigo a todo el mundo. Y que incluso preferimos la cantidad a la calidad. Y esto es así hasta que al Acuario en cuestión le han pegado tantas puñaladas por la espalda que ya no le queda sitio para más (aunque siempre se puede hacer un hueco, que la espalda será pequeña pero l@s impresentables abundan). Entonces el Acuario empieza a distinguir entre los amigos, los colegas y los conocidos. Y una cuarta categoría de inclasificables en la que meter a todos los que no se ajustan bien a las anteriores.

Un conocido puede pasar a ser colega y luego convertirse en un gran amigo. Un colega puede oscilar entre ser un conocido o dar el paso hasta ser amigo. Un amigo siempre será un colega, un amigo y casi diria que un hermano elegido. Un colega puede convertirse en un conocido. Un conocido puede desaparecer de tu vida. Pero que un amigo deje de serlo es una de las experiencias más dolorosas que he tenido que vivir. Y, por desgracia, ha sido algo tan habitual para mí en el pasado que hoy en día me cuido muy mucho de pronunciar la palabra amigo en vano. Lo que no ha impedido que ahora tenga mi vida repleta de amigos, amigas y colegas y algun@s conocid@s a los que quiero, a cada uno de un modo, pero a los que quiero al fin y al cabo. Incluso a algun@s más de lo que debería porque luego pasa lo que pasa y por hache o por be, a Arrierita resulta muy fácil dejarla atrás.

Y resulta curioso que después de llevar varios días dándole vueltas al tema de la amistad, el día que termino de ver Friends, justo hoy, he tenido una conversación de hora y media acerca de la amistad, los amigos, la confianza, los I must, I should or I would, las expectativas, el cariño y los daños que infligimos y nos infligen.

A veces no me explico como alguien tan filántropa como yo desería convertirse en una ermitaña que viviera apartada de la civilización...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:19:00   3 Berrido(s)
Soy una maruja (II)
miércoles, 7 de marzo de 2007
Ya lo dije hace menos de tres semanas. Y esto empieza a ser preocupante. Disfruto siendo una maruja. He ido a hacer la megacompra mensual (esa costumbre que tenía taaaan olvidada a base de comer siempre fuera y comprar las cosas en el momento de su necesidad en el chino de la esquina) y ha sido como pasar la tarde en un parque temático. Yo, el carrito, una libreta con la lista de la compra y una calculadora. Absolutamente demencial.

Y lo peor no es eso sino que después, cuando me han traído la compra a casa y me he puesto a colocarla, he disfrutado aún más. Incluso me quedaba mirando el interior del frigorífico y de los estantes para admirar lo esmerado de la colocación (y la de cosas que hay de una persona en los lugares que antaño eran para tres, todo hay que decirlo).

Pues sí, me parece que lo del polvo empieza a ser urgente...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:23:00   7 Berrido(s)
Que no...
martes, 6 de marzo de 2007

A estas alturas por todo el universo mundo es sabido que desde hace poco más de un mes camino por la vida más feliz que un regaliz. Estoy tranquila y calmada y ello conlleva que estoy más charlatana de lo habitual. Y hoy mis compañerillas han sido víctimas de esa inagotable verborrea que me viene dominando últimamente. Verborrea que suelo acompañar con chistecitos y frasecillas ingeniosas (o supuestamente ingeniosas, que cada cual tendrá su opinión). De repente La Pija se me ha quedado mirando muy seria, como si estuviera a punto de desentrañar uno de los grandes misterios de la humanidad, y tras una gran y larga pausa dramática ha exclamado:

-La Pija: ¡¡¡Arrierita!!! ¡¡¡Tú te has enamorado!!!

En ese momento mi cara se ha convertido no en un poema sino en un soneto shakespeareano. He alzado las cejas a consecuencia de abrir los ojos descomunalmente. Y las cejas han llegado a rozarme el nacimiento del pelo cuando he oído como La Pija decía:

-La Pija: ¡¡¡Chicas, chicas!!! ¡¡¡Que Arrierita se nos ha enamorado!!!

A lo que ya me he visto en la obligación de gritar:

-Arrierita: ¡¡¡¡¡¡QUE NOOOOOOOOOO, COOOOÑÑÑÑÑOOOOO!!!!!! –pausa- Que lo único que pasa es que estoy a gusto y feliz y calmada por estar sola en mi casa y tener por fin tranquilidad…

-Supermamá: ¿Y es él o ella?

-Arrierita: Que os den.

Un rato más tarde, en un Starbucks, se lo contaba a MariPili y al Avecilla mientras sostenía a Pepe en mis brazos (mío, mío, mío… aunque luego Chuchín me haya olisqueado muy extrañado, me haya mirado con cara de ofendido y se haya ido de mi lado).

-MariPili: No sé, tía, la verdad es que ahora se te ve muy bien…

-Arrierita: Lo estoy, lo estoy. Ya sólo falta que alguien me eche un buen polvo… O varios, por pedir que no quede...

Mientras MariPili ponía una comprensible cara de escandalizada (no por la frase en sí sino por el hecho de que provenga de mí) y yo me preguntaba mentalmente si habían sido mis labios los que habían pronunciado tales palabras, el Avecilla se debatía en su propio mundo sacando un papel con un horario de su mochila y estudiándolo con atención.

-Avecilla: A ver, tengo libre…

-Arrierita (poniéndole la mano en la muñeca con afectación): Nena, no tienes por qué ser tú…

-Avecilla: ¿Ein?

Incontroladas carcajadas de MariPili y Arrierita mientras la pobre Avecilla trataba de averiguar si nos reíamos con ella o de ella.

Pues sí, va a ser verdad que ando graciosilla últimamente…

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 22:02:00   6 Berrido(s)
Puntualización
lunes, 5 de marzo de 2007
Confío y espero que la mayoría de vosotr@s os diérais cuenta que el post de ayer era más falso que un euro de madera. Semejantes palabros no podían haber salido ni de mente ni mis dedos podían haberlas tecleado. Sólo se trató de un ejercicio de recorta y pega gracias a que la señorita The Singer ganó una apuesta. Apuesta que si hubiéramos ganado nosotras (Coquí, Sari y yo) no habríamos sido tan egocéntricas como para que las perdedoras ensalzaran nuestras -discutibles- virtudes. Habríamos sido más magnánimas y la cosa habría quedado en la intimidad.

Además, por todo el mundo es sabido que el azar juega un factor muy importante en los juegos de mesa. ¿Que nos ganaron una vez -una, SÓLO una-? No es determinante ni permite evaluar su inteligencia. Si hubiéramos jugado diez partidas y nos hubieran ganado en las diez todavía pero así... Tsk, tsk... Lo que se le ha olvidado mencionar a nuestra querida amiga es que la siguiente partida la ganamos nosotras y que la que se abortó porque todo el mundo salió despavorido al ver la hora que era íbamos muy igualadas.

Anyway, desde aquí lanzo una nueva propuesta. Una nueva partida en la que mi querida amiga Avecilla forme parte. No creo que, con vuestra innata sabiduria, os asuste jugar contra cuatro pero, por si acaso, me ofrezco a jugar yo junto a la mencionada Avecilla. Las dos solas (Cebolleta's Power, agüela!!!). A ver si os atrevéis. La propuesta ya está lanzada. Propuesta, que no apuesta (aunque si queréis apostar no tenéis más que decirlo). Ahora sólo queda fijar fecha y hora. Dejo la pelota en vuestro tejado.

P.D.: Que todo esto es una coña marinera, a ver si va a haber algún/alguna despistad@ por ahí que se piensa que la cosa va en serio y la sangre ha llegado al río...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:40:00   10 Berrido(s)
Manifiesto
domingo, 4 de marzo de 2007

Yo, Señora Abuela Arrierita, he de asumir y asumo que tras los hechos acaecidos anoche, 3 de marzo, en mi casa queda patente lo siguiente: la indiscutible master del Universo de aqueste juego, el Trivial Pursuit, no es otra que nuestra querida y amada Rita The Singer. Quiero poner en conocimiento de todos ustedes que durante un corto período de tiempo creí poder ganarle a tamaño juego, poniendo en duda su inteligencia. Ahora no puedo decir otra cosa que: ¡Qué incrédula fui! Nuestra querida y amada Rita The Singer es un portento del Trivial. También he de confesar con la cabeza gacha que me creí ganadora cuando los papeles que asignaban los equipos daban el resultado de: Sari, Coquí y Arrierita contra Filóloga y Rita The Singer. ¿Quién podría pensar que jugando tres contra dos podíamos perder? Además yo, la reina de las preguntas rosas. Yo, que sé hasta de qué color llevaba las bragas Prince cuando se cambió de nombre. Pero no, tengo que admitirlo, Filóloga y Rita The Singer nos han machacado haciéndonos bajar de la nube en la que nos habíamos instalado precipitadamente. Son ellas las que deben reinar en el Olimpo del Trivial Pursuit y no unas plebeyas como nosotras.


Por todo lo relatado anteriormente, he de proclamar a los cuatro vientos que asumo mi derrota y ensalzo la sabiduría de Rita The Singer y su fiel escudera Filóloga. También he de decir que no hubo trampa ni cartón en su victoria. Nos ganaron limpiamente. Tan limpiamente que me asusta. Para próximos eventos trivialísticos pienso hacer lo imposible por estar del lado de Rita The Singer y Filóloga, nuestras contemporáneas Diosas Ateneas. Como último punto he de agregar que nuestras recién coronadas reinas del Trivial son, además, benevolentes con el pueblo llano puesto que no nos han restregado en ningún momento su grandiosa victoria.


Sin más, les invito a que se postren ante sus pies como yo he hecho.


Arrierita

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 21:40:00   11 Berrido(s)
Humillante derrota
sábado, 3 de marzo de 2007
La cita era para estrenar el Trivial. Unas pizzas, unos Brugales y muchas risas. ¡Ah! Y una apuesta. Las participantes, Sari, Coquí, Rita, Filóloga y una servidora. Dos equipos, Rita y Filóloga por un lado y el resto por el otro. Aunque en realidad era más bien una partida entre Rita y yo, las más frikis de entre las frikis. El color predominante, el rosa de las preguntas de ocio y espectáculos. Y el naranja de deportes (si es que somos bollos de carnet). Y un Brugal vertido sobre el tablero. Y el dado que casi acaba en la basura. Un estreno en toda regla.

¿Resultado? La primera partida, la primordial, ganada por Rita y Filóloga. El castigo en breve. Qué miedo me da...

Y luego todas nos hemos salido al balcón a ver el eclipse...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:55:00   6 Berrido(s)
Cómo quitarse de encima a los pesados
viernes, 2 de marzo de 2007
Cinco y media de la tarde. Estoy entretenidísima haciendo mis cosas en el ordenador. De repente suena el teléfono fijo. Lo cojo con la misma cara extrañada que pongo cada vez que suena porque casi nadie suele llamarme al fijo y, desde luego, no a esas horas.

-Amable señorita de voz impostada: Hola, buenas tardes, ¿hablo con doña Arrierita?
-Arrierita: Sí, soy yo.
-Amable señorita de voz impostada: Soy Menganita Pérez, le llamo de ONO. Estamos implantándonos en su zona y queríamos ofertarle nuestros productos. Dígame, doña Arrierita, aparte de teléfono fijo, ¿tiene usted contratada una línea de internet?
-Arrierita: Pues no, la verdad-digo pinchando en un enlace de un blog para abrir otro.
-Amable señorita de voz impostada: ¿No tiene usted ordenador?
-Arrierita: No, no tengo ordenador-digo abriendo la ventana del eMule para ver cómo van las descargas.
-Amable señorita de voz impostada: ¿Pero es por alguna razón en especial? ¿Tiene usted niños pequeños que no quiera que lo utilicen?
-Arrierita: No, no tengo hijos, vivo sola-digo soltando la única verdad, junto con mi nombre, en toda la conversación.
-Amable señorita de voz impostada: ¿Y no le interesa internet?-pregunta la señorita cada vez más incrédula.
-Arrierita: Pues no, la verdad. Apenas paso tiempo en casa y no me interesa tener internet. Ya le he dicho que ni siquiera tengo ordenador-sentencio con voz tremendamente seria abriendo la pestaña correspondiente a Bloglines en la ventana del Mozilla.
-Amable señorita de voz impostada: Está bien, muchas gracias por su atención, doña Arrierita. Buenas tardes.
-Arrierita: Adiós, buenas tardes.

Carcajada. Carcajada. Carcajada.

Esta ha sido menos avispada que el comercial del Círculo de Lectores que me asalta cada día en la parada de metro del curro y que la primera vez que contesté que no a su pregunta de: ¿Te gusta leer?, me sonrió pícaro y me dijo: Anda, mentirosilla...

Cómo me gusta a veces vacilar a los comerciales...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:58:00   2 Berrido(s)
No cabe duda
jueves, 1 de marzo de 2007
Él fue el que mejor se lo pasó en la fiesta del sábado. Robó sandwiches y trozos de tortilla. Recibió mimos y atenciones por parte de tod@s l@s presentes. Salto y bailó como el perro de circo que debería haber sido (qué lástima no haberlo adiestrado, ahora él podría ser el protagonista del anuncio de Pancho y yo tener la cuenta corriente saneada). Se lo pasó tan bien con las dos cosas que más le gustan en el mundo (la comida y la gente) que a última hora estaba tan cansado que se tumbó y ni se movía... Angelito... Y que luego me digan que es feo...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 20:55:00   9 Berrido(s)
¿Quién soy?

Me llaman:Arrierita
Vivo en: Madrid, Spain
Y digo yo...: Acercándome peligrosamente a los treinta he desistido de encontrar a alguien en sus cabales. Me aburre que me digan lo maja que soy y lo mucho que merezco la pena personas que después salen corriendo como si se hubieran dejado la comida en el fuego. Me aburre la gente que va de legal por la vida pero nunca es consecuente con sus actos. Me aburre salir a la calle y cruzarme con tanta gente a la que no quiero saludar. De lo que no me aburro nunca es de tener a mi lado a tantas personas que me hacen sonreír cada día. A todos los demás... ¡Arrieritos somos... y en el camino nos encontraremos!
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