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Cuenta atrás

Series en serie IX: Círculo rojo
sábado, 26 de enero de 2008
Comience usted una serie en plan Mujeres desesperadas (un extraño e inesperado suicidio), continúe con un remedo de Falcon Crest (pero con el mundo de la moda en vez de los viñedos y con Carmen Maura en vez de Jane Wyman), finalice del mismo modo que la primera temporada de Dexter (un asesino inesperado) y aderécelo con cierto tufillo al caso de las niñas de Alcàsser; agítelo bien y preséntese como la serie con la que Antena 3 pretendía dar la campanada la primavera pasada (y a la que acabó relegando a horario de madrugada) y tendrá una bonita colección de doce capítulos con la misma duración que doce películas llamada Círculo Rojo de la que no podrá salir.

Reconozco que nunca habría visto esta serie de no ser por la presencia de María Botto (y es que cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue) puesto que en mi afán de ver toda su filmografía no podía dejar a un lado semejante atracón de escenas suyas. Reconozco también que me la ventilé en apenas dos días (y ya he dicho que cada capítulo tiene una duración tremenda: una hora y cuarenta y cinco minutos, ¿por qué las series españolas no pueden ser como las americanas y durar veinte, cuarenta o cincuenta minutos? :-S) porque, ciertamente, no podía salir del dichoso círculo (obsesiva y proclive a la adicción que es servidora). Y reconozco finalmente que me divirtió cosa mala pero… esta también entra dentro de la máxima de Coppola que mencioné en el anterior post. Y no precisamente por su excelencia.

A ver, en principio la serie prometía: un plantel de actores espectacular (Carmen Maura, Emilio Gutierrez Caba, Jorge Bosch, María Adanez y mi querida Botto), provenir de la misma productora que Motivos personales (no porque fuera buena sino porque tuvo relativo éxito), una realización bastante cuidada para lo que es la ficción en España y, lo más importante, saber desde el principio que tendrá un final y que no se eternizará ni estirará cual chicle Boomer temporada tras temporada. Doce episodios, tramas resueltas y punto final. Sin embargo, por alguna razón, a posteriori te das cuenta de que había algo que no funcionaba.

La mayoría de tramas que giran en torno a la intriga y el suspense suelen ser muy tramposas. No ya en esta serie sino en general. Recuerdo que la primera vez que sentí que un guionista se estaba riendo de mí fue al ver, años ha, Instinto Básico. Lo malo es que sus trampas funcionan y te obligan a analizar los hechos expuestos (con el consecuente desmoronamiento de sus explicaciones). De este modo yo señalo las incongruencias de la historia desde su raíz…

Todo comienza en la noche de San Juan de 1988 cuando las tres amigas deciden salir de marcha a una discoteca llamada Orión. Y aquí es donde empieza la inconsistencia. Las niñas bien madrileñas de finales de los ochenta iban a sitios como Oh! Madrid y Archy y no a una discoteca-barraca poligonera en vete tú a saber qué carretera comarcal (por eso antes hablaba del sospechoso parecido con el caso de las niñas de Alcàsser. Por eso y por otra circunstancia que se da al final de la serie en la que mencionan las sádicas orgías que alguna gente de dinero se regala de vez en cuando y que durante tanto tiempo dijeron que estaban también tras ese nefasto capítulo de la historia negra española). Y en el supuesto de que lo hicieran jamás irían solas sino acompañadas por el Borja Mari o el José Javier López de las Heras y Martínez del Hierro de turno que las habría llevado hasta allí con su Audi. Lo de que durante dieciocho años no hablen con nadie, ni siquiera entre ellas, de la violación múltiple que sufren esa fatídica noche puede resultar creíble si lo coges con las pinzas de que creen haber atropellado a uno de ellos. Bueno, vale. Se lo callan (como sufridas pertenecientes del género femenino que son). Una se lo niega a sí misma, otra huye y la otra se recluye. Pero ¡ay! cuántas coincidencias, cuántas casualidades, cuántas vueltas da el azar y cómo pretenden liarlo todo y hacer que nos creamos que al final todo estaba conectado y que los últimos causantes de lo ocurrido no fueron los violadores sino los padres de todas ellas. Eso por no hablar de quién resulta ser finalmente el asesino principal. Tan sólo pasaron cinco meses desde el final de Dexter en EE UU y el estreno de Círculo rojo en España pero apostaría mi mano derecha a que los guionistas se aprendieron bien los guiones de la serie de Showtime (sobre todo si escuchamos a las tres protagonistas en el programa de Buenafuente diciendo que no sabían nada de la trama porque les daban los guiones según rodaban e, incluso, viendo que la fisonomía de ambos actores es bastante similar).

Giros argumentales, retorcidas vueltas de tuerca, rizos rizados hasta el infinito y más allá, tópicos y topicazos, interpretaciones dispersas, como si los actores no supieran muy bien por dónde se están moviendo (al principio todos andan mas tiesos que el palo de una escoba aunque según avanzan los capítulos van relajándose, sobre todo María Botto, a la que le sale esa estupenda vis cómica que tiene) Y ya no digamos lo poco creíble que resulta ver a la hija de Cristina Rota como madre de una adolescente. ¿De verdad pensaban que puede colar ver a una tía de 33 años interpretando a la sobreprotectora mamá de una chica de 21? Que sí, que es ficción y todo lo que queráis pero es que en todas las escenas que tienen juntas es bastante difícil creérselo por mucho maquillaje marcado que le pongan a la supuesta madre… Como mucho podrían ser hermanas pero nada más…

Es probable que si en esta serie no hubiera aparecido la señorita Botto nunca hubiera llegado a verla. Y no hubiera sigo una desgracia, la verdad. Pero también admito que me tragué los doce episodios (recordad: 1 hora 45 minutos cada uno, es decir, 21 horas) casi del tirón porque era incapaz de irme a la cama sin saber qué iba a pasar. Y es que, ya sabéis, sólo veo lo realmente bueno o lo francamente malo. Quizá porque a veces la línea que separa ambos conceptos es realmente difusa…
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 6:03:00   3 Berrido(s)
Series en serie VIII: Hospital Central
jueves, 24 de enero de 2008
Creo que era Coppola (Francis Ford, no Sofia) el que dijo una vez: “Vea sólo lo realmente bueno o lo francamente malo”. Y desde que leí aquello es una máxima que sigo a rajatabla. Esa es la razón por la que, temporada tras temporada, veo Hospital Central. Es tan, tan, tan mala que no puedes por menos que engancharte. Además lo haces sin darte cuenta porque esta serie de médicos, lejos de parecerse a lo que realmente le gustaría (Urgencias, obviously) y pese a que tenga una emisión semanal, es lo más parecido que hay a una soap opera al uso. Además, lo gracioso de las dos o tres últimas temporadas es comprobar cómo parece que los guionistas se bajan de Internet los capítulos de las series de yanquilandia para coger ideas. El recorrido sería tal que así: House expone una trama médica rara y compleja, la desarrolla y da con el diagnóstico correcto; poco después Anatomía de Grey expone un caso parecido que explica brevemente entre polvo y polvo de los protagonistas y, finalmente, Hospital Central se hace eco de la misma enfermedad que se ha paseado por los platós de las series anteriores y lo mencionan, así como de pasada, entre rupturas, despedidas o infidelidades de sus protagonistas.

Pero no es ese el principal atractivo de la serie. Y es que no me cansaré de decirlo: por mucho que HC fuera una serie de relativo éxito, el espaldarazo definitivo lo tuvo a raíz de la relación de las mujeres sin lengua. Y, claro, como no se puede prescindir de ellas así como así y como no queda bien que ellas sean la pareja superestable mientras el resto del reparto salta de cama en cama como si estuvieran jugando al juego de la oca, había que hacer algo con ellas. ¿Y el qué? Pues estaba claro, meterlas a ellas en el mismo juego.

No sé si este post desatará de nuevo las furias de las fans ultras de la parejita de los cojones serie (que tiempo atrás ya pude comprobar las lindezas que decían de mí en sus foros) pero es que lo de las últimas temporadas roza lo surreal… Primero, ¿en qué cabeza cabe que un médico y una jefa de enfermeras que, para más inri, tiene una relación con otra mujer se les ocurra echar un caliqueño sin condón? Que vale, tenían que justificar el embarazo de Fátima Baeza de algún modo pero ¿no se les ocurrió algo más creíble? Porque un desliz, una infidelidad, un momento de confusión lo puede tener cualquiera pero, ¡leñe!, si le vas a poner los cuernos a tu novia con un tío, usa protección, que si tu novia fuera noviO siempre le puedes decir que el hijo es suyo (y sólo descubrirá que no lo es cuando el niño tenga una rara enfermedad y el que cree que es su padre intente donar su médula y vea que no es compatible que, según las series de médicos, es algo que pasa todos los días sin ton ni son). Pero no, ale, a pelo, como una adolescente confiada en que él sabrá “parar a tiempo”… Segundo, como la infidelidad se paga con despecho y más infidelidad, su querida novia, pese a perdonarla por el bien de la manada de críos con la que se encuentran de la noche a la mañana y todas esas mandangas, conoce a otra y la utiliza como vía de escape. ¿Y en quién piensan los guionistas para dar vida a “la otra”? Pues nada más y nada menos que a la última actriz que se podía pensar que pudiera encarnar a una lesbiana: Carolina Cerezuela. Alguien a quien el papel de bollo le pega tanto como a mí el de mujer fatal. Porque si ya resultaba complicado pensar que la Vico pudiera resultar creíble como lesbiana, lo de la Cerezuela es para revolcarse en el suelo de la risa… Y de sus dotes interpretativas prefiero no hablar porque el post se me haría interminable…

Que conste que, siendo honesta y teniendo en cuenta que esto es lo que hay, me gusta que no se hayan limitado a tener a la parejita lésbica como tótem de las relaciones estables y que muestren que la suya, como cualquier otra relación, tiene altibajos, infidelidades y rupturas. Porque eso de pasar de que los gays y lesbianas sean los malos de la película a ser los políticamente correctos que todo lo hacen bien pues mira, como que no cuela a estas alturas. La igualdad para todo. Lo bueno y también lo malo.

Eso sí, con la marcha de Jordi Rebellón, de Nacho Fresneda y de tantos otros, para la siguiente temporada, siendo la Vico la segunda en el reparto, ¿pasará a ser la primera? ¿Llegaremos a ver que la serie española de mayor audiencia está encabezada por un personaje abiertamente lésbico? Vivir para ver…

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 12:58:00   18 Berrido(s)
Series en serie VII: Californication
miércoles, 23 de enero de 2008
Si fuera yanqui y creyente diría: Thank God for Showtime. Y es que este canal de pago estadounidense junto con la HBO son los permiten la trasgresión y la libertad creativa en este mundo políticamente correcto. De Showtime son Queer as Folk, The L Word, Dexter, Californication y Weeds (que aún no he visto pero que seguro que me gusta, ¿cómo no me va a gustar una serie cuyo planteamiento inicial es una mujer que enviuda y se dedica a plantar marihuana para salir adelante?). Series que ofrecen otros puntos de vista, que son más terrenales y que exploran caminos que los canales bienpensantes no se atreven (y ya no sólo me refiero a temas como la homosexualidad sino a algo tan inquietante como presentar a un asesino en serie como un héroe y conseguir que no quieras que le pillen nunca… Sí, lo admito, me acabo de ver también la segunda temporada de Dexter).

La primera traba que podía tener Californication era su protagonista. ¿Cómo conseguir sentar a la gente frente al televisor y que se olvidaran de un icono de los noventa como lo fue el agente Mulder? Sorprendentemente eso se consigue a los diez segundos de ver a David Duchovny en pantalla. Aunque, bien pensado, tampoco era tan difícil. Sólo hacía falta quitarle a Fox el traje y la corbata para que apareciera el juerguista, sexoadicto, borrachín, canalla y encantador Hank Moody.



Esta no es una serie para hacer historia como lo fue Expediente X pero es grande en su pequeñez, en su trasgresión, en su manera de bajar la cámara a pie de asfalto y mostrarnos miserias y desdichas. Hank no es el héroe sino más bien su antitesis: mete la pata sin parar pero eso, lo que le hace humano, es lo que nos acerca a él, lo que hace que nos caiga bien. Y Duchovny lo borda, no en vano se ha llevado el Globo de Oro al mejor actor de serie de comedia este año. Ainss y a mí que siempre me ha gustado su cara de cachorrillo indefenso…

Ved la serie. Os aseguro que luego os costará acordaros del agente especial Fox Mulder. ;-)
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 2:30:00   1 Berrido(s)
Series en serie VI: Los 80
martes, 22 de enero de 2008
Decir que ves una serie por su trabajo de atrezzo podría resultar ridículo pero esa es la única razón por la que fui de las pocas que vio esta serie, abruptamente cancelada en su sexto capítulo, cuando fue emitida. Y también la razón por la que años después me la he descargado. Porque aunque los 80 fueron anteayer para los que fuimos niños durante esa década nos empieza a resultar tan lejana y mítica como la de los 60 o los 80.

Así que sí, lo confieso, me encantan los 80. Es más, los añoro. Porque en España fue la década de la inocencia tras más de cuarenta años de oscuridad. Los 80 eran simples y básicos aunque parecieran superficiales y sofisticados en su envoltorio. La gente se conformaba con poco y una tarde entre amigos podían cambiar el mundo de alguien. Porque realmente se sentía que toda una vida extendía su camino a tus pies y que te quedaban tantas cosas por descubrir que quizá no tuvieras tiempo de pasar por todas.

La serie no es buena ni mala. Si eres de eses personas capaces de disociar la imagen de José Coronado de la de esos yogures que regularizan tus visitas al señor Roca puedes incluso disfrutarla. Aunque la pretenciosidad con la que recrean los aspectos de la movida sea tan pueril. Aunque se agarren al dichoso golpe de estado como el punto de inflexión de toda una generación. Aunque no les diera tiempo a mencionar ni a Naranjito ni a Espinete ni al Un, dos, tres. Porque puede que hoy se siga tomando Cola-Cao y Nesquick y sigamos escuchando canciones de Alaska en nuestras noches de marcha por el centro pero la ingenuidad y la ilusión que lo impregnaba todo se ha perdido…

Pero ver esos azulejos, ese papel pintado, esos teléfonos de disco, esas chaquetas de pana con coderas, esas ropas añejas, esa gente montando en moto sin casco, ese mítico R-5 que era el no va más de los utilitarios de la época… Aaaah, qué recuerdos…

Coño, creo que me estoy haciendo vieja… :-S
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 2:30:00   5 Berrido(s)
Series en serie V: Jericho
domingo, 20 de enero de 2008
Antes de empezar quiero plantear una pregunta, ¿los productores de Hollywood nunca se han planteado hacer una peli en la que Skeet Ulrich y Johnny Depp hagan de hermanos? Porque mira que quedaría creíble. Y eso que, como he leído por ahí, ahora se parece cada vez más (aunque tampoco demasiado) a Guy Pearce que al actor que dio vida al pirata Jack Sparrow

Reflexiones absurdas aparte, debo admitir que no empecé a ver Jericho muy convencida. Varios conocidos me habían dicho que era un rollo y saber que se había cancelado hacia el final de la temporada no me parecía la mejor forma de convencerme. El único que me había comentado algo favorable era JM y como confío bastante en que su criterio y el mío suelen coincidir (no en vano, su señor marido siempre dice que somos iguales) finalmente me decidí a verla. También ayudó el enterarme que tras las innumerables peticiones de que la serie siguiera (a veces quejarse sirve para algo), se había confirmado una segunda temporada.

Confieso que me enganchó desde el primer momento (vaaaale, ahora diréis que eso tampoco tiene mucho mérito porque yo me engancho hasta con la música del telediario). Pero es que su planteamiento inicial me parecía bastante sugerente: una posible guerra nuclear, las principales ciudades de Yanquilandia destruidas y un panorama de indefensión e incertidumbre con una trama de espionaje de fondo me parecen razones suficientes para que una serie sea, cuanto menos, interesante.

Muchos han comparado el desarrollo de la serie como una mezcla entre Perdidos (supongo que sobre todo por el uso de flashbacks a partir de la mitad de la temporada) y Twin Peaks (por las surrealistas relaciones entre los vecinos aunque yo, sinceramente, no veo tal parecido). A esa descripción le añadiría una más: cierto toque a lo Mad Max. Porque esa situación de no saber qué está pasando, de escasez de alimentos y de combustible, de crispación social me recuerda mucho a la saga de películas de ese señor empeñado en escribir guiones en hebreo y maya.

Realmente poco más se puede decir de la serie sin desvelar nada de la trama que, aunque no sea excesivamente importante en sí misma, lo es en su desarrollo. Yo, la verdad, espero ansiosa que acabe la huelga de guionistas y que por fin podamos ver de qué país es esta bandera.


Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 0:33:00   2 Berrido(s)
Una accidentada visita a la tele
jueves, 17 de enero de 2008

El lunes a media mañana mi editor me despertó (yo ya estaba delante del ordenador, lo cual no quiere decir necesariamente que estuviera despierta) recordándome una cita que quedó pospuesta antes de navidades y de la que ya casi ni me acordaba. Una entrevista. En la tele. Una entrevista en la tele. ¡Glups! Tranquil@s, no es que me fuera a entrevistar la Cuervo en el programa ese tan cool llamado D-Calle (creo que ya ni se hace, ¿no?). El canal en cuestión era Televisión Corredor —del Henares no de fondo— y el programa… pues aún no lo tengo muy claro…

El caso es que tras colgar a mi editor (me refiero a su llamada, que todavía no me ha hecho efecto lo de ver series de psychokillers) marqué el número de JM para preguntarle si le apetecía acompañarme y así, de paso, nos afilábamos un poco la lengua, que ya hacía mucho. Y dicho y hecho.

Ayer por la mañana, a las diez y media, mi querido JM y yo estábamos tomando café en mi casa y poniendo en forma nuestro “sarcasmo hiriente” (¿por qué siempre me descojono cuando escribo esta expresión?) y pasadas las once poníamos el coche rumbo al Polígono Industrial de Coslada. Y sí, nos perdimos. Pese a las indicaciones que me dieron por mail y pese a llevar el callejero abierto tuvimos que dar vueltas y más vueltas (pasando incluso por delante del Aquopolis de San Fernando) mientras yo, que pese a mi, ya considerable, edad no he montado nunca en avión, me alucinaba cada vez que veía uno sobrevolándonos a tan poca altura que casi podía ver las cabeceras de los periódicos de los pasajeros de ventanilla.

Como habíamos salido con tiempo, pese a las vueltas, llegamos bien. Cuando bajé del coche estaba a punto de vomitar. Y no por los nervios, que conste. La verdad es que desde que mis problemas cervicales comenzaron a agravarse, un breve paseo en coche me puede poner el cuerpo del revés. No sé si fue debido a eso o a que soy más torpe que un pato mareado, al ir a entrar al edificio de los estudios, tropecé y me pegué un increíble guarrazo contra un tramo de escaleras. Tan grande fue que tuve que esperar unos minutos hasta sentirme en condiciones y, cuando por fin pude ponerme en marcha de nuevo, iba con una cojera de lo más incómoda.

Entramos. Y aquí empieza la parte surrealista. Pregunto en recepción por la chica de producción. Llaman a la susodicha y le dicen que ya ha llegado “la invitada”. Unos segundos después aparece para recogernos. Me pregunta si he traído un ejemplar de mi último libro. Profiero una palabrota dando a entender inequívocamente que se me ha olvidado. Dice que no pasa nada, que buscara alguna imagen en Internet y nos deja en una salita de espera donde un operario está reponiendo las múltiples máquinas de café, refrescos y refrigerios varios. Yo me sigo resintiendo del guarrazo en la rodilla y estoy a punto de decirle a JM si sería mucho pedir que me maquillen la jeta para estar presentable (que ya era muy tarde para ir a Lourdes) cuando una voz cazalleril dice a mi espalda: “¿Pasas a maquillaje?”. Me giro para encontrarme con un tráiler de, al menos, dieciséis ejes y expresión hosca. La sigo hasta maquillaje tratando de aguantar las carcajadas. La muchacha procede a maquillarme mientras yo intento pensar en otras cosas que no me hagan empezar a descojonarme. Acaba de maquillarme y vuelvo a la salita de espera, ya sin poder aguantarme la risa, y veo que JM tiene la misma expresión guasona que yo. El operario continúa reponiendo productos. Aprovecho un momento en el que sale a por más cajas para subirme el pantalón y observar mi pierna sin depilar (es lo que tiene la abstinencia y el celibato, te asilvestras una jartá) y compruebo que mi rodilla izquierda está comenzando a hincharse y amoratarse. Pasa otra chica con gorra por delante de nosotros y se mete en lo que supongo que era la redacción. Miro a JM y ambos alzamos la ceja. Vaya desfile en cuestión de cinco minutos. Y yo vuelvo a pensar en lo equivocadas que están esas famosas estadísticas del diez por ciento.

Unos pocos minutos más de espera y nos piden que pasemos al estudio. Una amplia y larga mesa y dos taburetes, dos cámaras y su correspondiente operario, la presentadora y poco más. JM se sienta en un rincón y yo me voy decidida hacia la mesa. Me coloco el micrófono que me dan y esperamos la conexión (sí, querid@s, encima el programa era en directo). Entramos en antena y durante quince minutos me pongo a hablar y hablar contestando las previsibles preguntas de la presentadora. Pero lo más curioso es que a mi cabeza se resistía a acudir el concepto “realismo urbano” que es la definición comodín que tengo para cuando insisten en que catalogue mis novelas. No creo que vea nunca la grabación del programa y creo que casi mejor. Sólo llegué a echar un vistazo a uno de los monitores y mi cuerpo serrano llenando la pantalla fue el mejor revulsivo que pude encontrar para que se me quitaran las ganas de volver a verme en 625 líneas.

Tras acabar con la conexión y dar paso a los informativos, quitarme el micrófono y hablar con la presentadora de camino a la puerta, al ir a coger el ascensor volví a darme un tarascazo, esta vez en la mano (no, los estudios no pagaban un plus de peligrosidad). Nos montamos en el coche, JM me trajo a casa y yo me tumbé en la cama con una bolsa de guisantes sobre mi rodilla inflamada.

Qué cosas me pasan…

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 16:43:00   4 Berrido(s)
Kamikaze again
sábado, 12 de enero de 2008
Miedo me da ponerme a pintar. Si las consecuencias de la sesión del fin de semana pasado han sido el empeoramiento de mis dolores cervicales y acabar ayer vomitando hasta la primera papilla no sé cómo puedo acabar después del tute que me quiero dar antes del lunes... Todo sea por dejar la casa presentable y conseguir que entre alguien no demasiado raro ni demasiado problemático que me ayude con los gastos... Aunque eso sí que me da miedo. Más que las consecuencias del palizón de pintar y limpiar... :-S

Por otro lado esta semana he recuperado dos hábitos un tanto olvidados durante las vacaciones de navidad. Primero volviendo a clase y después volviendo a mi afición a las series, interrumpida bruscamente por mi pasajera obsesión por María Botto (que, para mi gusto, es una de las mejores actrices del país y no sólo porque me ponga cosa mala) y el visionado de su filmografía completa. Aunque no he cambiado tanto el chip porque en menos de tres días me he visto los doce capítulos (que, a razón de un hora cuarenta y cinco minutos cada uno, ha sido como ver doce películas seguidas) de Círculo rojo. La crítica después de las otras cuatro críticas de series que tengo en la recámara (aunque adelanto que voy a ser especialmente malévola con esta pese a que me ha entretenido sobremanera).

El año también ha empezado con el regreso de la serie bollo por antonomasia, The L Word. De alucinante e increíble calificaría que menos de doce horas después de la emisión del capítulo en EE UU ya hubiera colgada una primera versión con subtítulos con poca resolución (dejo aparte a las que se las ingeniaron para verlo antes que los propios yanquis) y que a los dos días tardase menos de dos horas en bajarme el capítulo con buena resolución mientras veía que mi mulita alcanzaba velocidades supersónicas. Era como si todas las bollos del planeta se hubieran conectado a la vez para descargarlo... Eso sí, si tengo que ser sincera, después de todas las series que he visto hasta la fecha, The L Word me aburre cada vez más hasta extremos insospechables. Eso sí, Jenny sigue tan odiosa como siempre o más, si cabe. Y es que hay cosas que no cambian...

Bueno, voy a ponerme los vaqueros guarros y una camiseta vieja, a agarrar la brocha y ponerme manos a la obra. Si todo queda bien puede que hasta haga una fiesta para celebrarlo...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 13:25:00   4 Berrido(s)
Kamikaze
martes, 8 de enero de 2008
Cuando una está despierta durante veintidós horas y luego duerme dieciocho para compensar, cuando una está cansada y derreganda por no se sabe qué y cuando una está en plena rehabilitación a causa de sus problemas cervicales... ¿qué idea de bombero se le ocurre para matar el tiempo y dejar de aburrirse? Pues ponerse a pintar toda la casa...

Sí, pintar. Eso que iba a hacer durante las "vacaciones" de la primera quincena de octubre, que luego dije que haría antes de que acabase ese mes, que más tarde se pospuso para algún indeterminado fin de semana de noviembre y diciembre mientras la escalera, la pintura, las brochas y los rodillos seguían metidos en una bolsa en el cuarto de los trastos... Y ayer los Reyes Magos, pese a haber dejado de creer en ellos, me debieron de traer un puñado de ganas y una pizca de moral por lo que me puse manos a la obra...

Si tenemos en cuenta que la última vez que pinté debía tener catorce años (o sea, la mitad de los que tengo) la cosa salió mejor de lo esperado... a los cinco minutos de empezar ya estaba manchada de pintura de pies a cabeza, me caí de la escalera a la media hora (aterrizando, afortunadamente, sobre mi maltrecho sofá) y Chuchín, que es un perro muy listo, se tumbó sobre mi cama y no se atrevió a poner una pata fuera de la habitación por mucho que le llamaran la atención mis gritos y juramentos en arameo...

En un par de horas me había ventilado todos los techos y antes de que cayera la noche ya tenía pintada la mitad del pasillo en un color verde moco que me asustó pero que hoy, tras secarse, se ha convertido en el amarillo pálido que yo tenía en mente... Por desgracia, calculé mal al comprar el temple y me quedé sin pintura así que ahora tengo un pasillo a medio pintar, un salón cubierto de hojas de periódicos a la espera de ser pintado (aún no me he decidido, ¿color mecolotón-salmón o un azul clarito?) y un piso con más mierda que los palos de un gallinero...

Mañana retomo las clases, continúo con la rehabilitación, tengo que concertar una entrevista de una carta del paro que me han mandado, tengo que hacer los deberes que, como buena estudiante, he dejado para el último día y quiero acabar de pintar y limpiar a fondo el piso antes del domingo. ¿Lo conseguiré?

Como tengo que alquilar la habitación del fondo cuanto antes no me quedará más remedio que conseguirlo. Eso sí, seguro que después me paso dos semanas en la cama sin poder moverme...

(Una de las muchas frikis que hay por la red ha hecho esto. Estoy de acuerdo con la mayor parte de lo que dice pero añadiría unas cuantas más...)

Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 1:55:00   4 Berrido(s)
Estrenando año... y plantilla
martes, 1 de enero de 2008
Mi aversión por estas fiestas unida al hecho de que el único niño de la familia te conteste con sarcasmo e ironía (por algo dicen que se parece a mí): "Dirás mis padres, ¿no?" a la pregunta de qué le ha traido Papa Noel hace que cualquier atisbo de gracia que pudieran tener estas fechas se vaya al garete. Creo que han sido las navidades más grises y anodinas que he vivido. Y eso que dada mi vuelta a la condición de estudiante he recuperado el concepto de "vacaciones de navidad" del que ya casi ni me acordaba. Pero es que desde el día 21 no he ido ni a tomarme un café ni, mucho menos, he salido a tomarme una copa (el fin del mundo debe andar cerca cuando Arrierita deja de ser la juerguista cierrabares de siempre). La nochebuena la pasé con la familia horizontal (esto es, la elegida) y, sin duda, la cena del día de navidad y su posterior sobremesa con cubatas, pipas y ositos de goma fue más agradable que la nochevieja que he pasado con la familia tradicional.

Que no es que me lo pasara mal pero irte a un pueblo perdido de Toledo donde tienes que salir a la calle principal para pillar cobertura (obviemos que la antena de mi móvil debe estar jodida desde que lo compré) a pasarla con tus tíos (a quienes ves una vez cada tres meses), con tu primo pequeño (que ya ha descubierto que el paje de Baltasar eras tú), con tu otro primo (al que ves una vez al año y es justo ese día) y con su novia (a la que podrías llamar cuñada pero no te sale porque todavía no has cruzado más de tres frases seguidas con ella) pues como que puede resultar curioso y daría para escribir el guión de una comedia negra sobre las reuniones familiares pero no es lo que tenías pensado para acabar un año y empezar el siguiente. Aunque tampoco tenía otros planes así que...

Y cuando a las dos de la mañana ves que tu tío, tu tía, el argentino, su mujer y una que no sabes quién es y que apareció de repente están completamente fumados bailando bossanova; que tu primo pequeño, tu primo mayor, la novia de tu primo, el amigo de tu primo (al que conoces desde antes de que empezara a hacerse pajas) y la novia del amigo de tu primo están sentados en los sofás jugando con la play (bueno, dos jugando y el resto mirando) y que un treintañero-cuarentón soltero se te acerca peligrosamente y se pone especialmente simpático contigo pese a que eres la única que no se ha dignado a arreglarse ni un poquito (lo que hace el alcohol y la desesperación de algunos) no puedes sino agarrar tu copa de champán, un cigarro y apoyarte en el quicio de la puerta del salón para que tu cerebro registre la panorámica y poder al menos reírte del hecho de que allí desentonas más que Rouco Varela en una carroza del Orgullo Gay. Menos mal que Chuchín también andaba por allí lanzándome miradas de complicidad y comprensión (aunque el jodío perro sí que se lo pasó bien: creo que en día y medio ha comido para toda la semana).

Eso sí, estas festividades y sus conversaciones hacen que vuelvas a casa con la autoestima por las nubes pensando que, al fin y al cabo, tu vida tampoco está tan mal, que vives tal y como quieres y, sobre todo, que tu vida es tuya y sólo tuya. Y que las personas a las que has elegido para compartirla no sólo son especiales porque también te hayan elegido a ti sino porque ya lo eran antes y tú has tenido la suerte de cruzarte con ellas.

Entonces entras en tu casa y te sientes a gusto porque es tu pequeño castillo, el que has construido tú, donde tu esencia permanece inalterable y bien patente en cada rincón. Y respiras hondo sintiéndote (casi) satisfecha por lo que has conseguido.

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Año nuevo y plantilla nueva. Que los cambios son buenos para lavar el ánimo. Lo mismo tengo que hacer conmigo misma. Así que en cuanto pueda me pasaré por la peluquería que el otro día estaba tan desesperada con el mocho de fregona que tengo por melena que a punto estuve de cortármela con las tijeras del pescado...

P.D.: ¡Feliz 2008 (que no se diga que no lo balo como todo el mundo)!!!
P.D.2: Quería poner un vídeo con alguna canción significativa pero mi media neurona, aun sin resaca, no es capaz de hallar la adecuada. Otra vez será...
Se le pasó por la cabeza a Arrierita a las 23:37:00   6 Berrido(s)
¿Quién soy?

Me llaman:Arrierita
Vivo en: Madrid, Spain
Y digo yo...: Acercándome peligrosamente a los treinta he desistido de encontrar a alguien en sus cabales. Me aburre que me digan lo maja que soy y lo mucho que merezco la pena personas que después salen corriendo como si se hubieran dejado la comida en el fuego. Me aburre la gente que va de legal por la vida pero nunca es consecuente con sus actos. Me aburre salir a la calle y cruzarme con tanta gente a la que no quiero saludar. De lo que no me aburro nunca es de tener a mi lado a tantas personas que me hacen sonreír cada día. A todos los demás... ¡Arrieritos somos... y en el camino nos encontraremos!
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